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sábado, 23 de abril de 2016

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sábado, 9 de abril de 2016

La Alhambra | El Generalife




EL GENERALIFE
VV.AA.   |   XIII-XX   |   La Alhambra de Granada


El Generalife era una finca de recreo, independiente de la Alhambra, utilizada por los reyes nazaríes como lugar de retiro y descanso.

Ocupaba un área muy superior a la que tiene en la actualidad, extendiéndose hasta el límite de las montañas vecinas. Fue ideado para cumplir varias funciones: recreo, agricultura, ganadería y coto de caza. La interpretación más aceptada sobre su nombre es que proviene de las palabras árabes «Yannat-al-arif» que significan «jardín del arquitecto».

A principios del siglo XX se llevaría a cabo una gran reforma y transformación en su configuración original, construyéndose en lo que antes eran huertas unos jardines románticos con fuentes, surtidores, arbustos recortados, cipreses y una ornamentación más al estilo de los típicos cármenes granadinos.

El extensión del Generalife está dividida en: los Jardines Nuevos, el Palacio del Generalife con su patio de la acequia, el jardín de la Sultana, los Jardines Altos, la escalera del agua y el mirador romántico. Veamos las partes más importantes.


               


JARDINES NUEVOS

Estos jardines fueron una de las grandes reformas que se hicieron en la finca tras pasar a ser propiedad estatal. En época medieval toda esta parte estaba ocupada por huertas de las que se abastecía la Alhambra.

Los Jardines Nuevos fueron construidos en varios tramos. En ellos priman los cipreses recortados formando paredes y laberintos, las pérgolas y los rosales. Hay también un anfiteatro. La parte central de estos jardines está ocupada por una alberca en la que se intercalan fuentes y cipreses.


PALACIO DEL GENERALIFE Y PATIO DE LA ACEQUIA

Este palacio es el eje central de todo el recinto. Transformado con el paso de los años, en época musulmana fue una auténtica residencia real con todas las comodidades y elementos necesarios para la estancia de los reyes granadinos.

El núcleo central de este palacio es el PATIO DE LA ACEQUIA, la parte más hermosa del recinto y uno de los jardines más célebres del mundo. Con dos pabellones a sus lados norte y sur, está atravesado por «la Acequia Real» y abierto al paisaje por la galería de arcos del ala oeste.

Esta galería es una reforma cristiana, pues en época medieval este costado del patio se encontraba cerrado por un muro. La única apertura al exterior era «el mirador central», que conserva la rica decoración y las ventanas bajas propias de la arquitectura y forma de vida nazarí. El ala este es nueva, pues un incendio en 1958 la destruyó casi por completa.

De los dos pabellones del patio, el Norte es el más interesante y estaba destinado a los aposentos del rey. Presenta una disposición tradicional con un pórtico de cinco arcos y alcobas adyacentes, en el que el arco central es mucho más ancho que los laterales.

Traspasado el gran arco central, una portada de triple arco precede a la sala regia y al mirador de Ismail I. La rica y profusa decoración de sus estucos nos invita a pensar en la importancia de la persona que disfrutaría las vistas de este mirador. Las plantas superiores de este pabellón son una ampliación cristiana de 1494.


                


PATIO DEL CIPRÉS DE LA SULTANA

El Patio de la Sultana o del Ciprés de la Sultana está completamente cambiado. Casi la totalidad de los elementos actuales de este patio son de época cristiana.

Nuestro recorrido aún guarda leyendas como la que esconde el viejo ciprés que crece en este patio. Según ésta, el sultán Muley Hacem sorprendió tras este árbol las confidencias amorosas entre la sultana y un caballero abencerraje, lo que daría lugar a la matanza de toda esta familia granadina.


               


JARDINES ALTOS

Los jardines altos son de estilo romántico y se encuentran en un plano superior al Patio de la Sultana, por lo que las vistas desde aquí son bellísimas. En ellos encontramos magnolias, cipreses, un enorme cedro y plantas aromáticas como arrayanes, jazmines y rosales.

Lo más sobresaliente de estos jardines quizá sea la bellísima Escalera del Agua, uno de los pocos elementos nazaríes que se conservan en esta zona. En ella el agua baja como un torrente por los pasamanos, que son huecos y estaban antiguamente decorados por azulejos.

La escalera nos conduce hacia el Mirador Romántico, construido en el siglo XIX. El Paseo de las Adelfas y el Paseo de los Cipreses, completan el recorrido hasta la salida.

Hoy el silencio y la tranquilidad del reino nazarí, ha dejado paso al bullicio y la actividad del turismo. Ha sufrido terremotos, explosiones de batalla y más de un siglo de abandono del que fue hogar de reyes, viajeros y mendigos.


                  



                         



BIBLIOGRAFÍA

-  Alhambra, La, Ed. Miguel Sánchez
-  Nuevo Arterama Historia del Arte, Vicens Vives, 2005
-  Historia del Arte, Angulo Ibáñez, 1971
-  Cuentos de LA Alhambra, Washington Irving, 1832, Ed. Miguel Sánchez







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La Alhambra | El Partal




EL PARTAL
VV.AA.   |   XIV-XV   |   La Alhambra de Granada


En tiempos nazaríes este espacio estuvo ocupado por hermosos palacios habitados por las familias más ilustres de la Alhambra. Gran parte de estas edificaciones han desaparecido y sobre sus restos arqueológicos, ajardinados, se planificaron a comienzos del siglo XX los Jardines del Partal.

En la parte alta están los vestigios del Palacio de Yusuf III, que tras la conquista cristiana fue la residencia de los alcaides de la fortaleza.

Desde aquí comienza un recorrido que nos lleva hacia el Generalife y donde se encuentran las torres más bellas y legendarias de la Alhambra, auténticas residencias palaciegas pensadas más para la vivienda y el disfrute del paisaje que para la defensa.




PALACIO DEL PARTAL O TORRE DE LAS DAMAS

El Palacio del Partal, del árabe ‘pórtico’, da nombre a todo este espacio y es el más antiguo de la Alhambra, de la época de Muhammad III (1302-1309). Consta de una torre con una galería porticada de cinco arcos y un estanque que nos permiten identificar lo que en su día sería un palacio. Desde el siglo XVI también se le conoce como Torre de las Damas.

Hay tres espacios bien diferenciados: la GALERÍA PORTICADA con su labrado techo de madera, la SALA de la que hay que destacar los zócalos alicatados de la parte baja de sus muros; y el MIRADOR SUPERIOR con yeserías de enorme valor por su belleza y antigüedad.

El techo de este mirador es de madera tallada y tiene forma de cúpula. Es una copia del original localizado en el Islamisches Museum de Berlín. Unas casas árabes y un oratorio lindan con los restos de este palacio. La parte más interesante de éstas casas podrían ser las bellas pinturas que cubren uno de sus muros y que representan un viaje a la Meca.




TORRE DE LOS PICOS 

La torre de los Picos es la más peculiar de todas las torres de la Alhambra. Toma su nombre de las almenas o ménsulas que flanquean su terraza y su construcción es de finales del siglo XIII o principios del XIV.

Tiene tres cuerpos y se encuadra dentro de la tipología de torres-vivienda. La torre protegía la Puerta del Arrabal, uno de los dos accesos del flanco norte y paso y salida natural hacia el Generalife. Tras la conquista los cristianos la ampliaron, construyendo un baluarte exterior y unas caballerizas.




TORRE DE LA CAUTIVA

La torre de la Cautiva es como un pequeño palacio dentro de una torre. Tiene una estructura muy similar a la de cualquier vivienda de la Alhambra con planta superior y terraza. Fue construida en el siglo XIII, aunque su decoración interior y su configuración como vivienda corresponden al siglo XIV.

Lo más destacable de su interior es la decoración en estuco de los muros y sus zócalos alicatados de azulejos, de los pocos que llevan inscripciones de cerámica en su friso superior.

Debe su nombre al hecho de que, según la leyenda, aquí vivió cautiva Isabel de Solís, una doncella cristiana que con el tiempo se convertiría al Islam y sería la favorita del rey Muley Hacem.




TORRE DE LAS INFANTAS 

La torre de las Infantas es una de las últimas construcciones de la Alhambra musulmana, de la época de Muhammad VII (1392-1408), que corresponde a un periodo ya decadente del reino nazarí y que se refleja en una decoración mucho más sencilla.

El espacio central lo ocupa un patio con una fuentecilla en torno al cual se distribuyen tres alcobas adyacentes. La planta superior apenas tiene decoración. El techo original era de mocárabes pero fue destruido por un terremoto en el siglo XIX y sustituido por el actual de madera.

Su nombre actual proviene de que, según la leyenda de «Las Tres Hermosas Princesas», que describe Washington Irving en sus Cuentos de la Alhambra, en esta torre vivieron tres princesas árabes.






                         



BIBLIOGRAFÍA

-  Alhambra, La, Ed. Miguel Sánchez
-  Nuevo Arterama Historia del Arte, Vicens Vives, 2005
-  Historia del Arte, Angulo Ibáñez, 1971
-  Cuentos de LA Alhambra, Washington Irving, 1832, Ed. Miguel Sánchez







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viernes, 8 de abril de 2016

La Alhambra | Palacio de Carlos V




PALACIO DE CARLOS V
Pedro Machuca   |   1527   |   La Alhambra de Granada


Carlos V llegó a Granada en 1526 tras su boda en Sevilla con Isabel de Portugal. El Rey quedó tan sorprendido por la belleza de La Alhambra que mandó construir un palacio que fuera digna morada del Emperador del Sacro Imperio Romano y que expresase el triunfo de la Cristiandad frente al Islam.

Las obras se iniciaron en el año 1527  bajo la dirección de Pedro Machuca, un arquitecto que había trabajado en Italia posiblemente como discípulo de Miguel Ángel. En una España en la que el estilo imperante era el Plateresco, y que no se había despegado totalmente del Gótico, Machuca diseñó un palacio revolucionario que corresponde estilísticamente al Manierismo, estilo que estaba dando sus primeros pasos en Italia.




PLANTA

Quizá lo más sorprendente y novedoso para la época fue la forma elegida para su planta que inserta un patio circular en un edificio de forma cuadrada, dos formas geométricas simples y perfectas. El edificio fue proyectado utilizando las fórmulas clásicas de la antigüedad greco-romana, símbolo del poder y perfección, rescatadas del renacimiento italiano. Impacta la soberbia grandiosidad del palacio frente a las humildes escalas de los edificios nazaríes.


               


EXTERIOR

Las fachadas más importantes son la sur y la oeste. En ellas sobresalen sus portadas y la diferencia decorativa de sus dos cuerpos, inferior y superior.

El primero de ellos es almohadillado, muy acorde al estilo renacentista italiano, de estilo dórico o toscano. De las pilastras cuelgan argollas de bronce decoradas con animales imperiales como el águila o el león. El superior apunta detalles de una tradición renacentista tardía y alterna pilastras jónicas y vanos adintelados por frontones.

La portada sur se decora con columnas jónicas con fuste estriado y pilastras en su parte inferior y columnas corintias en la superior. Ésta portada daba acceso a los aposentos de la emperatriz y se distingue decorativamente de la portada oeste, que da acceso a la zona palatina del emperador, fachada principal y entrada al palacio.

De la fachada oeste cabe destacar los cuatro bajorrelieves de mármol en el pedestal de las columnas. En ellos aparecen escenas de la Batalla de Pavía, alegorías al triunfo y a la paz que trae el final de la guerra, angelotes que sostienen el mundo con la corona imperial, las columnas de Hércules... Los dibujos de estos relieves son de Machuca y los mármoles fueron tallados por Juan de Orea y Leval.


               


INTERIOR

El patio interior sobrecoge por su austeridad y la sencillez de las columnas de sus dos plantas. La inferior, con treinta y dos columnas, es de estilo dórico y de fuste liso sin estrías, la superior es de estilo jónico. Fueron elaboradas con aglomerado de aluvión y no mármol de Macaél cómo se proyectó en un principio, material mucho más asequible para las arcas del Imperio.

El entablamento sigue el canon clásico de tríglifos y metopas decoradas con bucráneos y guirnaldas. Los pasillos interiores aparecen decorados con una bella techumbre de casetones de madera.




Las estancias del palacio albergan dos importantes museos: el MUSEO DE LA ALHAMBRA, y el MUSEO DE BELLAS ARTES. Tanto por sus colecciones de arte nazarí como por su selección de pintura y escultura de la escuela barroca granadina son visita obligada para comprender y el arte producido en la ciudad de Granada a lo largo de su historia.




                         



BIBLIOGRAFÍA

-  Alhambra, La, Ed. Miguel Sánchez
-  Nuevo Arterama Historia del Arte, Vicens Vives, 2005
-  Historia del Arte, Angulo Ibáñez, 1971
-  Cuentos de LA Alhambra, Washington Irving, 1832, Ed. Miguel Sánchez







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La Alhambra | Dependencias cristianas




DEPENDENCIAS CRISTIANAS
VV.AA   |   XVI-XVII   |   La Alhambra de Granada


Cuando los Reyes Católicos entraron en la Alhambra en 1492 quedaron tan impresionados por la belleza de los Palacios que decidieron fijar aquí su residencia para sus estancias en Granada. Ellos emprendieron unas obras de reforma y conservación que continuó su nieto Carlos V cuando llegó a Granada en 1526, quedando igualmente admirado de este lugar.

En el año 1528 se aprobó construir aquí unas dependencias que transformaron lo que antes eran unos jardines en un espacio cerrado, integrado por dos patios contiguos, sus galerías y una estancia más dedicada a la Emperatriz Isabel.

Estas nuevas dependencias cumplirían su función al tiempo que Carlos V llevaba a cabo su proyecto más ambicioso: la construcción del gran palacio renacentista que llevaría su nombre. El conjunto puede dividirse en: las habitaciones del Emperador, los patios de la Reja y de Lindaraja y el Peinador de la Reina.


                    


DEPENDENCIAS DEL EMPERADOR

Las dependencias privadas del Emperador son seis habitaciones que se mandaron construir entre 1528 y 1537 en el plan de obras que siguió a la primera visita del Emperador Carlos V. Habitaciones austeras, más acordes con los espacios occidentales y que, curiosamente, una vez finalizadas nunca fueron utilizadas por el Emperador ni su esposa.

La más grande es conocida como la habitación del «Despacho del Emperador», de la que destacan su gran chimenea y el techo de cuarterones con el lema «Plus Ultra» y las iniciales imperiales K e Y (Karolo e Ysabel).

El resto de estancias fueron pensadas como dormitorios del Emperador y la Emperatriz. También son conocidas como las «habitaciones de Washington Irving»', ya que vivió en ellas en el año 1829. Las dos últimas salas son de menores dimensiones y son conocidas como «Salas de Frutas», por los dibujos de sus techos.




PATIO DE LA REJA

Al patio de la Reja se accede a través de un pasillo aéreo construido en época cristiana desde donde se divisa una bella panorámica del Albaicín, el Sacromonte y el valle del Darro. Es un patio retirado y elegante de estilo italiano, con una pequeña fuente en el centro. Recibe su nombre de la reja a modo de balcón que recorre la parte superior de su pared sur.




PATIO DE LINDARAJA 

El segundo patio está situado justo debajo del «Mirador de Lindaraja», del que toma el nombre. Las galerías porticadas de su parte baja fueron hechas con columnas traídas de otros lugares de la Alhambra. En la parte alta están las habitaciones de Carlos V. El centro lo ocupa una fuente de traza cristiana, salvo  la taza de mármol blanco de la parte superior, que es nazarí.




PEINADOR DE LA REINA 

Este espacio apartado y tranquilo es el resultado de las reformas llevadas a cabo en la parte superior de la antigua torre de Yusuf I. El objetivo de estas obras fue habilitar este espacio para ser disfrutado por la Emperatriz Isabel.

La parte superior de esta torre, la de la reforma cristiana, tiene una antecámara y una galería que da acceso a una pequeña estancia: el tocador. El suelo de este tocador ha sido suprimido devolviendo a este espacio su función de linterna.

Las paredes están decoradas con pinturas al fresco de los pintores italianos Julio Aquiles y Alejandro Mayner. Representan escenas de la expedición de Carlos V contra Túnez en la antecámara, y escenas mitológicas y angelotes en el tocador.





                         



BIBLIOGRAFÍA

-  Alhambra, La, Ed. Miguel Sánchez
-  Nuevo Arterama Historia del Arte, Vicens Vives, 2005
-  Historia del Arte, Angulo Ibáñez, 1971
-  Cuentos de LA Alhambra, Washington Irving, 1832, Ed. Miguel Sánchez







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