FRAUDE
(F for Fake) Orson Wells / Janus Film, SACI / 1973
En este experimento cinematográfico, Orson Welles nos revela uno de sus últimos trucos en forma de falso documental. Un truco genial que mezcla realidad y ficción en un juego con el espectador muy cercano al lenguaje de los grandes artistas plásticos y reflexiona acerca del concepto de autenticidad en la obra. Para ello, en un profundo ejercicio de belleza narrativa en el metraje se enfrenta a la Catedral de Chartres y dialoga sobre el significado del arte, de su valor relativo para concluir advirtiendo que siempre fue la obra y no el artista.
“Esto ha estado aquí en pie durante siglos. Quizás la mayor obra del
hombre en todo el mundo occidental y no tiene ninguna firma. Chartres. Una
celebración a la gloria de Dios y la dignidad del hombre. Todo lo que queda,
parecen pensar la mayoría de los artistas hoy en día, es el hombre. Desnudo,
pobre, retorcido tubérculo. Ya no hay celebraciones. El nuestro, nos insisten
los científicos, es un universo desechable.
Y puede que sea esta gloria anónima entre todas las cosas, este rico
bosque de piedra, este canto épico, este gozo, este grandioso salmo de
afirmación, lo que elijamos cuando nuestras ciudades sean sólo polvo; para que
permanezca intacto, para marcar dónde estuvimos, para dar testimonio de aquello
que había dentro de nosotros, para llevarlo a cabo.
Nuestras obras en piedra, en pintura, en papel, se salvan, algunas de
ellas, por unas pocas décadas, o un milenio o dos, pero todo debe finalmente
caer en la guerra o desvanecerse en la ceniza última y universal: los triunfos
y los fraudes, los tesoros y las falsificaciones. Es ley de vida, vamos a
morir. ‘Tened buen corazón’, gritan los artistas muertos desde el pasado vivo.
Nuestros cantos serán todos silenciados, ¿y qué? Seguid cantando. Tal vez el
nombre de un hombre no importe tanto”.
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