TÓTEMS
LOS ESPÍRITUS PROTECTORES
Los postes tallados de ciertas tribus norteamericanas manifiestan la profunda relación entre los hombres y los animales, la antigua comunión de lo humano con la naturaleza. Son figuras de poder animista que narran historias y acontecimientos previos a la colonización, convirtiéndose así en los últimos cronistas de estas culturas nativas. Son los tótems, los espíritus protectores.
A finales del siglo XVIII, los
viajeros que regresaban a Europa tras visitar la región de los Grandes Lagos de
Norteamérica, relataban que en aquellos bosques existían magníficas columnas
verticales sobre las que los nativos
americanos tallaban diversas figuras.
Estos postes estaban hechos a partir de un solo tronco de cedro rojo y
por lo general se colocaban justo frente a los hogares de los clanes. Cada
pieza era única y podía contener toda clase de figuras -incluso de seres
humanos-, aunque las más comunes eran las de animales como el oso, el lobo, el
águila y el cuervo. Cada efigie era labrada con sumo cuidado y para decorarla
se utilizaban pigmentos naturales.
Se desconoce la antigüedad de
este tipo de arte debido a que, por ser realizado en un material perecedero
como es la madera, tiende a degradarse. En cambio, se sabe que su mayor apogeo
ocurrió tras el contacto de estas
tribus con los exploradores europeos.
Una sola palabra, tótem, indica
tanto el concepto como su representación física en postes de madera esculpidos habituales
entre las tribus de la costa noroeste de Canadá
y Alaska. Los indios del sur, el
este y las llanuras nunca los construyeron, a pesar de que el folclore moderno
se los haya asignado a todos y ahora constituyan un elemento esencial de la
producción artística y turística de cualquier reserva.
Los tótems cuentan historias, conmemoran eventos, veneran a determinados espíritus
y, en su parte superior, suelen estar rematados con la figura del animal
totémico de la familia o tribu. Alcanzaron su máxima expresión tanto de formas
como de altura en el siglo XIX relacionada con la asimilación, por parte de los
indios, de las herramientas más avanzadas de los blancos. Antes de esta
influencia, tos tótems se limitaban a las ‘crestas’ de las casas, a las estacas
mortuorias o a las máscaras.
Los había de seis tipos: los
interiores, esculpidos en el tronco que sostenía el tejado; los frontales,
situados enfrente de la puerta como protección; los heráldicos, que contaban la
historia de la familia; los funerales, que evocaban la vida del fallecido; tos
caricaturescos, a menudo erigidos para ridiculizar a los deudores; y los
dedicados a la celebración de festivales.
Etimología
La palabra tótem proviene de dodaem,
que en lengua ojibwa (tribu asentada en el área de Wisconsin, Minnesota y
Ontario) significa `pariente hermano o hermana'.
La cultura de todos estos
indígenas refleja el profundo vínculo que tenían con el entorno que los rodeaba. Para ellos cualquier elemento de la
naturaleza estaba animado. Muy importantes eran los animales, a los que
admiraban y de los que dependían para subsistir, por lo que eran parte
fundamental de sus mitos, creencias y costumbres.
Dicho de otro modo, se trataría de "la relación estrecha entre hombre y bestia
en la que existen varios lazos de comunión y donde prepondera el elemento
mítico", describe el filólogo mexicano Héctor Santiesteban Oliva en su
libro ‘Tratado de monstruos. Ontología teratológica’. "El animal está cargado con una energía de
hierofante; la bestia -algunas en particular- es poder. Su posesión evidencia
poderío. Poseer el objeto poderoso, el animal poderoso, significa salvación",
indica Santiesteban.
Un arte ancestral
Pocas culturas a lo largo de la
historia han estado tan estrechamente vinculadas e integradas en la naturaleza
como los indios norteamericanos. Para ellos, todo cuanto los rodeaba estaba
espiritualmente vivo, y de todo podían obtener el conocimiento o la sabiduría que les permitiera
sobrevivir.
Los estudiosos de la organización
tribal de esta parte de América pudieron así definir la función institucional que el tótem tenía. Puede tratarse de un
animal muy común en la zona (oso, zorro, halcón, pez, bisonte o tejón) o de la
principal fuente de sustento. Aunque también puede responder a otro tipo de
necesidades. Siempre presente estaba la ya mencionada admiración de los seres
humanos por las capacidades de los animales que consideraban superiores en
algunos aspectos.
Así, por ejemplo, si el colectivo
tenía interés en obtener las cualidades del oso, como fortaleza y ferocidad, lo
elegían como tótem o guardián. Con el tiempo, el papel de guardián se cambiaba
por el de ancestro del grupo y era utilizado como emblema. Se trata así de una relación simbólica: al sentirse
identificados con él, lo adoptaban como una especie de protector, del que
incluso se creía que podrían haber sido descendientes y, por lo tanto,
parientes. Nos encontramos, en definitiva, ante un sistema de clasificación. De
este modo, tal como los osos difieren de los lobos y de las águilas, la gente y
los grupos se diferenciaban entre sí de acuerdo con su tótem, su animal divino
y protector.
Esta relación totémica entre
seres humanos y animales sagrados también existe en sociedades de África, Asia,
Australia, Europa, Sudamérica y el Ártico, pero fue principalmente entre los
nativos norteamericanos donde se desarrolló un tipo de arte como el de los
postes de tótem.
Actualmente hay quienes se
dedican a mantener viva la tradición de construirlos. Por lo general se trata
de descendientes de nativos que aprendieron este arte de sus antepasados.
Stan Hunt, uno de los pocos
artistas nativos que mantiene viva esta tradición comenta en un reportaje para
la televisión argentina: “Aprendí de mi
padre, Henry Hunt. Él era maestro tallador de la cultura Kwakiutl. Yo aprendí
con nuestro padre durante casi diez años, antes de su muerte, y he continuado
esta tradición con mis hijos durante cerca de 35 años. Los tótems hoy en día
están hechos para contar una historia. En general son conmemorativos de
familiares que han fallecido, representan a cada uno de los abuelos y los
símbolos de su linaje y las figuras que representan a cada uno de los tíos. Se
trata de recordar y honrar a la gente que estuvo aquí antes que nosotros. En
los viejos tiempos era para decir quién eras, ahora son más para dar a conocer
cuánto quisiste y respetaste a tu madre y a tu padre y a tus antepasados, y
para que nunca sean olvidados.”
Totemismo* nativo americano
Los indios norteamericanos
piensan que el Creador dotó a todas las cosas, animadas e inanimadas, de un
espíritu. Éste atributo las hace sagradas,
y por tanto, consideran que debe respetarse todo lo que existe en la Madre
Tierra. No se creen superiores a las plantas o los animales, y sus leyendas
establecen incluso vínculo de parentesco entre ellos. Su extensa tradición
explica las relaciones entre Hombres, Animales, Plantas y la Tierra, mientras
que las ceremonias y rituales, parte importantísima de ellos, sirven para
afianzar el vínculo entre el mundo que habitan y el mundo de los espíritus.
Muchas de las historias cuentan
que los animales son tan antiguos como la misma Tierra, y que incluso ayudaron
a la creación de la raza humana y enseñaron a los hombres como vivir en unión
con la naturaleza, sin perturbar los misterios de ella. Los animales son los
Hermanos de los Hombres y muchas tribus reafirman ese vínculo con rituales.
El Tótem y el Clan
Para algunas tribus el Tótem es
una descendencia directa del animal como familiar y cada uno de los clanes
tiene una historia distinta sobre su animal totémico.
Los Hopi cuentan en una leyenda que cuando emergieron a la superficie
de la Tierra, saldrían a cazar y cada clan tomaría el nombre de lo primero que
encontrara. De este modo el Clan del Oso tiene este nombre porque su grupo
encontró a este animal, mientras que el clan de la Araña lo fue al encontrar
telas de araña en su primera salida al mundo.
En otras tribus la relación es
más directa, ya que sus relaciones se rigen entorno a su animal totémico. Los
indios de la tribu Winnebago, solían
tener entre los jefes de estas el tótem del Pajaro de Trueno, mientras que los
miembros del Clan del Oso mantenían el orden público, dado que los osos siempre
están alertas y vigilantes. Para los Cherokee, los miembros del Clan del Pájaro
actuaban como mensajeros, los del Clan del Ciervo eran rápidos corredores y los
del Clan del Lobo eran guerreros.
* No hay que confundir el totemismo con la zoolatría, que considera a un animal como divinidad. El totemismo identifica al animal o al emblema totémico, más que con una divinidad creadora y controladora del mundo, con la potencia vital ideal y máxima del clan. El tótem es una concreción idealizada de todas las cualidades positivas que deben ser normativas del clan.
Museo de Antropología de Vancouver
Vancouver conserva como parte de
su historia varios espacios donde poder admirar estos postes sagrados bien sea
a través de reproducciones como las de Stanley Park y Queen Charlotte Island o
con piezas originales como las que se exponen en el Museo Nacional de Antropología.
El Museo de Antropología de
Vancouver, obra del arquitecto Arthur Erickson, es uno de los esfuerzos del
gobierno canadiense por difundir las culturas americanas preexistentes a la
llegada de los europeos a estas tierras. La exposición muestra una enorme colección
de cerámicas, textiles y esculturas nativas, pero las piezas que más
impresionan son sin duda los tótems del pueblo Haida. Su arte establece una
identidad social casi perdida pero aquí se presentan muy vivos y todavía parecen
mantener el vínculo entre este mundo y el de los ancestros y los seres
sobrenaturales. A un costado se ubica una rotonda coronada por un lucernario.
En el centro de este jerarquizado espacio se encuentra la escultura “El Cuervo
y el Primer Hombre”, la más famosa escultura del artista haida Bill Reid.
Máscaras Haida
Máscara de transformación Haida,
cuando está cerrada representa un águila o un pájaro tormentoso. Cuando está
abierto, representa a la Luna. El cabello humano está unido y agrega dramatismo
a la representación del ser sobrenatural. Esta máscara se transforma, de forma
similar a otras máscaras de transformación, tirando de los cables que se unen a
los paneles con bisagras que forman la corona. Recolectado en Haida Gwaii,
probablemente en Skidegate, por Israel W. Powell en 1879. Museo de Historia de
Canadá VII-B-20.
Cuento de la creación del hombre:
Bibliografía y documentación:
- Tótems (Mitos y Leyendas, Muy Interesante 2016)
- Indios de Norteamérica (Edward S. Curtis, 1916)
- www.leyendasmirdalirs.com
- www.moleskinearquitectonico.blogspot.com.es
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