martes, 30 de enero de 2018

Belén Napolitano de la Colección García de Castro | XVIII | MNE | Valladolid




OBRAS DE ARTE

BELÉN NAPOLITANO DE LA
COLECCIÓN Gª DE CASRTO

Anónimo Napolitano. Finales de XVIII. Museo Nacional de Escultura. Valladolid




Los Belenes, Nacimientos o Pesebres son una manifestación católica que, iniciada en el siglo XIII, alcanza su máximo esplendor en Nápoles, desde 1734, bajo el reinado del futuro Carlos III de España y luego de su hijo Fernando I, que fomentaron en su Palacio de Capodimonte esa costumbre, concebida como una compleja manifestación efímera, de frecuencia anual, y en torno a ella toda una actividad artesanal, de gran riqueza e imaginación, muy enraizada en la promoción de las artes aplicadas y de las manufacturas por parte de los monarcas de la Ilustración. Pues, en efecto, intervienen los más variados arte-sanos: constructores, escultores, pintores, tallistas, joyeros, ceramistas, sastres, aunque la autoría final correspondiese cada año al arquitecto o pintor encargado del montaje escenográfico.

Se inspira en textos bíblicos y leyendas cristianas, combina vida popular y ceremonia nobiliaria, lo costumbrista y lo exótico, la referencia culta o la fantasía. La Natividad termina por reducirse a una escena más. Este tipo de Belén responde a un planteamiento muy distinto al de las iglesias, unido al rito litúrgico. Se trata de una experiencia laica y festiva, un divertimento mundano y levemente erudito; y, sobre todo, en un motivo de emulación de la nobleza local, dada la afición borbónica por los presepi.

Lo componen casi doscientas figuras que abarcan toda la variedad de personajes y tipos: la Sagrada Familia, el coro angélico, los Reyes Magos y su espléndido .séquito oriental de georgianas, turcos, negros, dignatarios, músicos y criados; hay, además, pastores, burgueses atildados, artesanos, vendedoras, campesinos, zíngaros y un mendigo. Animales y accesorios (finimenti) contribuyen al abigarramiento y el desorden vital de la composición. Lamentablemente, al igual que la mayoría de estos conjuntos, carece de elementos escenográficos de la época.


                                        


BULLICIO NAPOLITANO

En general están las más principales calles embarazadas con puestos de vendedores de pan, frutas, carnes, chamarileros, verduleros, y los que sacan fuera sus tiendas una porción de sus mercancías para exponerlas más a la vista pública, los maestros de coches, carpinteros, sastres, zapateros, caldereros y otros oficios trabajan en las calles como en su casa propia, de donde (...) impide el paso aún en las más anchas y concurridas. Ni en Londres ni en París he visto más gentes por las calles que en Nápoles, y en ninguna tanto ruido y estrépito; los gritos de los que venden comestibles, los de los cocheros, los que dan los muchachos en particular, y la gente del pueblo, que habla en voces desentonadas, y el rumor confuso de las tiendas y talleres de los menestrales, mezclado al son de las campañas y coches, es la más intolerable greguería que puede oírse.


Leandro Fernández de Moratín, Viaje a Italia, 1793




DOCUMENTACIÓN


  • Guía del Museo Nacional de Escultura e Valladolid. 2016
  • Ministerio de Educación, Cultura y Deporte


OTRAS IMÁGENES:


                                        


                                        




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