Durante las más de tres décadas que los estudio Warner produjeron cortometrajes animados, la lista de directores que pasaron por sus filas es interminable. Algunos de ellos marcaron un estilo en la compañía y lograron varios Oscar, pero fue sin duda el
trabajo en equipo y la libertad creativa la clave del éxito de Looney Tunes.
Dicho esto, hay cinco artistas que sobresalen por encima del resto, cinco directores que además de ser los más importantes de la Warner Bros. también fueron los que mayor legado han dejado al género de la animación. Estos son
Fritz Freleng, Tex Avery, Chuck Jones, Bob Clampett y Robert McKimson.
El comienzo de los Looney Tunes se remonta a los años treinta cuando el productor de cine Leon Schlesinger convence a los hermanos Warner para abrir un estudio de animación y proyectar sus cortometrajes antes de los créditos iniciales. Este evento atrajo a multitud de artistas como los animadores Hugh Harman y Rudolf Ising que dieron vida al primer personaje animado de la compañía y el primero también de la serie Looney Tunes. Era ‘
Bosko’ (1930), un chico de raza negra con un diseño muy similar al de Félix el gato y el ratón Mickey.
Desde su primer corto ‘Hundiéndose en la bañera’ (Sinkin’ in the bathtum) (Harman & Ising. 1930. Warner Bros.), Bosko protagonizaría 39 musicales más repitiendo un estilo narrativo muy reconocible: escasa trama y abundancia de música y baile. Pero eran los primeros años de la animación con sonido y el público disfrutaba simplemente viendo personajes hablando y moviéndose al ritmo de la música.
Al margen de Looney Tunes, Warner Bros. produciría también la serie Merrie Melodies –‘Fantasías animadas de ayer y hoy’-, una notable parodia de las sinfonías tontas (Silly Symphonies) de Disney donde el estudio experimentaba con nuevos personajes introducidos en una base narrativa musical.
FRITZ FRELENG (1906-1995)
Del primer grupo de animadores que trabajó para Warner Bros. saldrían la mayoría de directores de las décadas siguientes y también algunos de los mejores artistas de la animación como el maestro
Friz Freleng (1906-1995).
Isador “Fritz” Freleng fue uno de los caricaturistas más importantes de la Warner, dirigiendo la compañía en dos ocasiones. Fue éste pionero y reconocido director estadounidense quién dirigiría la serie por primera vez creando los diseños iniciales del cerdito ‘Porky’ (1935) y
Bugs Bunny (1942) durante su primera etapa de dirección y rediseñando los de Silvestre, Piolín y Speedy Gonzales con posterioridad.
Con un ingenio renovador y dinámico, Freleng proyectó en sus cortometrajes un modelo narrativo que sería la simiente del cartoon contemporáneo, desarrollando el gag humorístico hasta su expresión más censurable y reproduciendo el ritmo de las secuencias a un ritmo desmedido, nunca antes visto por los espectadores.
Freleng fue el primero en dirigir el famoso estudio de artistas conocido como ‘
The termite terrace’, una destartalada azotea plagada de termitas donde la Warner Bros. había ubicado su precario departamento de animación. Sin embargo, a razón de sus logros y condecoraciones, no serían las termitas las que darían fama a esta terraza sino la continua sucesión de artistas sobresalientes que saldrían de éste reducido salón a partir de entonces.
En 1937, Fritz Freleng abandonó la Warner para trabajar con otros estudios pero, tras un periodo de tres años, retomaría su puesto en la compañía para alternar sus labores de dirección y producción hasta el cierre de los estudios.
Fue el director más reconocido de Warner Bros. con cuatro premios Oscar, creó las bases del dibujo animado contemporáneo y marcó las directrices artísticas de los Looney Tunes para que otros animadores continuaran su trabajo en los años siguientes.
El éxito inicial de los Looney Tunes radicaba principalmente en dos rasgos esenciales: por un lado, la caracterización de los personajes, con una
personalidad propia y muy definida y, por otro, una perfecta puesta en escena de los
gags y las situaciones cómicas. Esta suma de características los diferenció desde un principio del realismo y amaneramiento de Disney y llegó incluso a superarlos en galardones antes del cierre de los estudios.
La reconocida marca Warner de animación veloz, alocada y delirante sería reproducida a continuación por los artistas de la ‘termite terrace’, discípulos aventajados de Freleng que continuaron su estilo y lo elevaron a su expresión más barroca.
TEX AVERY (1908-1980)
Antes de que Friz Freleng dejara la compañía Warner y tras una larga insistencia por hacerse con la dirección artística, Leon Schlesinger dio la alternativa a un joven y por entonces desconocido
Tex Avery, quien sería considerado en un futuro como el animador más brillante de la historia y uno de los artistas más influyentes del cine.
Frederick Bean Avery fue el director estrella de la llamada ‘Edad de Oro de la animación estadounidense’. Con una innata facultad para el dibujo y un desarrollo preciso del
timing en la narración, consiguió en muy poco tiempo implantar un estilo inconfundible basado en la acción frenética, las resoluciones disparatadas y la introducción de un lenguaje humorístico cada vez con más alusiones a un público adulto.
Avery es el padre del dibujo animado absurdo y exagerado que estamos acostumbrados a ver en televisión y aunque sus alusiones al sexo o la violencia fueron motivo de censura durante muchos años, su continua experimentación en las posibilidades de la animación consiguió llevar al humor gráfico donde nadie fue capaz de hacerlo.
Su estilo excéntrico e imprevisible ha tenido influencia en todos los estudios de animación desde entonces e incluso ha trascendido a otros directores de cine que ha reconocido haber crecido con estos cortos como Steven Spielberg, Robert Zemekis, Joe Dante o Tim Burton. Su huella puede verse en películas como Roger Rabbit, Sólo en casa, el genio de Aladdin, La máscara o Los Simpsons.
Tras desavenencias con Schlesinger, Avery abandonó Warner y fichó por Metro Goldwing-Meyer donde según los críticos alcanzó sus picos más creativos. Pero para entonces el genio de Texas ya había creado una escuela en los Looney Tunes tan importante que conseguirían hacer evolucionar su estilo y renovar el género en las décadas posteriores… como es el caso del maestro Chuck Jones.
CHUCK JONES (1912-2002)
El actor Robin Williams lo definió como el Picasso de la animación y la popularidad de sus creaciones como El Coyote y el Correcaminos, Pepe Le Pew o el marciano Marvin, justifican la obra del Chuck Jones como uno de los más importantes artistas de la Warner Bros.
Charles M. Jones fue uno de los estrechos colaboradores de Tex Avery cuando éste estuvo al frente de los estudios de manera que cuando fue nombrado nuevo director de la Warner ya contaba con una amplia experiencia.
La etapa de Chuck Jones al frente de los Looney Tunes es posiblemente la más artística de cuantas vivió la compañía con un estilo muy sofisticado de trazos definidos y líneas estilizadas que podría considerarse el periodo 'rococó' de la animación Warner.
Aunque técnicamente su animación estuvo menos producida, sacrificando el detalle por la secuencia limitada, sus méritos como director se fundamentaron en un diseño renovador de la imagen Warner y un sentido de humor más intelectual que surrealista.
De su época al frente de Looney Tunes nacieron algunos de los personajes más recordados como el
Coyote y el Correcaminos, donde llevó el recurso del gag humorístico a su expresión más reconocida, pero también los de Marvin el marciano, la bruja Hazel o Pepe Le Pew y la rana “Michigan”, por los que obtuvo dos premios Oscar.
Como citábamos en un principio, el éxito de Warner no radica en una sola persona sino que es el resultado de la confluencia de diversos directores, animadores y guionistas que con la ayuda de un equipo de dibujantes expertos, lograron que Looney Tunes sea a ser la serie más reproducida de la historia. Así, nombres como el compositor Carl Stalling, el guionista Michael Maltese, el animador Hawley Pratt o el actor de doblaje Mel Blanc serían también parte esencial de este triunfo.
A la exitosa lista de directores que consagraron la Warner deben añadirse también los nombres de
Bob Clampett y
Robert McKimson. Ambos artistas asumieron las labores de dirección en diferentes épocas de la compañía, facturando algunos de los mejores cortos emitidos y aportando ideas y personajes imprescindibles para la Warner. Clampett introdujo al cerdito Porky en los papeles protagonistas y produjo alguno de los cortometrajes más surrealistas de los estudios mientras que Robert McKimsom, años después, aportaría los últimos personajes de Looney Tunes como Speedy Gonzales, el Gallo Claudio o el Demonio de Tazmania.
El declive comercial y estético que sacudió a todo el sector de la animación durante la década de los 60 produjo en la Warner en una serie de recortes, despidos y cambios de dirección que se acabaría plasmando en una perdida en la calidad de las producciones y que provocaron a la larga que la serie Looney Tunes concluyera a finales de 1963 y con ella, el cierre de los estudios.
Desde entonces, los personajes de Warner han seguido vivos hasta hoy a través de continuas reposiciones, especiales televisivos, largometrajes y nuevas series en los años noventa que han intentado recuperar el espíritu del cartoon clásico como Tiny Toon o Animaniacs y recientemente El Show de los Looney Tunes, con un diseño más acorde a las series actuales.