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martes, 30 de julio de 2019

Templo de Kom Ombo | 180 - 44 a.C. | Kom Ombo | Egipto




OBRA ANALIZADA

TEMPLO DE KOM OMBO

180 - 44 a.C. | Kom Ombo | Egipto


(PLAY para ver video)


Sobre la colina de Kom Ombo se alza uno de los templos más excepcionales de Egipto pues se trata de un lugar de culto donde se practicaban la medicina, la ciencia y la antigua magia egipcia. Kom Ombo es además el único templo dedicado a dos divinidades: Haroeris, la encarnación de Horus el viejo y Sobek, el temido dios con cabeza de cocodrilo. 




Al norte de Asuán, ascendiendo el río Nilo, se encuentra la fertil llanura de la nueva Nubia, un extenso terreno de producción agrícola cuyo núcleo urbano más poblado es Kom Ombo, originalmente llamada ‘la colina de oro’. A mediados del siglo XIX, el gobernador de Egipto Mehmet Alí mandó instalar unos sistemas de irrigación en los campos que abastecieran a la población local de cultivos de caña de azúcar y potenciar así el débil comercio de la zona. Décadas después, entre 1911 y 1925 durante unos trabajos topográficos, el ingeniero francés Edmund Vignard descubrió las ruinas de un antigua construcción utilizada como cantera y semienterrada por la arena. Era el templo ptolemáico del dios Sobek y el dios Haroeris que hoy podemos visitar tras años de restauración.

Sobre una pequeña colina que domina el Nilo se yergue el templo como una acrópolis de reminiscencias helénicas pues comenzó a construirse en el 180 a.C. por el rey Ptolomeo VI, periodo posterior a la conquista de Alejandro Magno y gobernado por dinastías griegas. La gran particularidad de este templo deriva de su inusual, casi único esquema: se trata de un templo doble, es decir, obtenido uniendo dos templos contiguos. En efecto, el santuario estaba dedicado a dos distintas divinidades: Haroeris u Horus el Anciano, con cabeza de gavilán, dios solar y guerrero, y Sobek, con cabeza de cocodrilo, dios de la fertilidad y creador del mundo.




El cocodrilo del Nilo es uno de los depredadores más peligrosos de África y su presencia atemorizó a los antiguos egipcios desde las primeras dinastías como narran las escenas grabadas en las mastabas de Sakkara. Su fiereza y agresividad fue temida en todo el imperio y como método de protección se le rendía culto y se le realizaban ofrendas. Este animal era además representado por el dios Sobek, “el señor de las aguas” con cabeza de cocodrilo, una divinidad oscura e intimidatoria pero asociada, a su vez, con la sanación, la fertilidad y al poder del faraón. El hallazgo de miles de momias de cocodrilos en los templos de El Fayum y Kom Ombo nos da una idea de la adoración que recibía este noble animal.


                                        


Siguiendo una imaginaria línea longitudinal, el templo fue dividido en dos partes, cada una de ellas con su propia puerta de entrada, sus salas hipóstilas, sus capillas, etc. La parte derecha del templo fue consagrada a Sobek; la de Ia izquierda a Haroeris, cuyo disco alado protector está representado sobre todas las puertas.




Del gran pilono de acceso queda solo la parte de la derecha, donde aún es visible un relieve del emperador Domiciano rindiendo culto a la triada de Sobek, Hathor y Khonsu.  El patio que sigue debía de ser muy hermoso en su origen, rodeado en tres de sus lados por 16 columnas pintadas. Hoy de ellas queda solo la base y la parte inferior del fuste con los relieves del emperador Tiberio presentando ofrendas a los dioses. La parte norte del patio está cercada por la pared exterior del pronaos, o primera sala hipóstila. En esta pared se abren las dos entradas a los templos; a los lados de cada puerta destacan las representaciones de Ptolomeo XII Neo-Dionisio purificado por Toth y Haroeris, en la parte izquierda y por Horus, Thot y Sobek a la derecha.


                                        


La primera sala hipóstila presenta tres hileras transversales, cada una con cinco columnas fasciculadas de capiteles campaniformes: algunos con forma de loto, otros de papiro, y uno incluso de palmera. El techo está decorado con escenas astronómicas y con el buitre, símbolo de Nekhbet. Los fustes de las columnas están todos decorados: en la parte superior, bajo los capiteles, se puede ver una faja de jeroglíficos con el ankh, símbolo de la vida y en la parte baja, al faraón presentando ofrendas a las distintas divinidades. Las mismas escenas se repiten también en las paredes de la sala: los faraones representados son todos del período ptolemaico, incluida la famosa Cleopatra (VI).


                                        


A continuación, dos puertas nos conducen a la segunda sala hipóstila o "sala de las ofrendas". Más pequeña que la anterior, en sus muros se repiten las escenas y la presencia de personajes: aparecen esta vez Ptolomeo VIII Evérgetes II, su esposa Cleopatra y Ptolomeo XII Neo-Dionisio. Siguen tres vestíbulos dispuestos transversalmente, el último de los cuales da acceso a los dos santuarios. En un lateral podemos ver un calendario egipcio, el más antiguo de la humanidad, con 2.300 años. Aquí, Ptolomeo VI Filométor aparece ataviado con la capa macedonia ante la triada de Haroeris, Sobek y Khonsu, mientras este último escribe el número de jubileos del rey en el tronco de una palmera. Al contrario del resto del templo, donde los sectores se fusionaban y compenetraban, los santuarios estaban netamente separados por un espacio hueco. Lamentablemente, apenas quedan restos.




Un doble pasillo rodea todo el templo. En el interior, detrás de los santuarios, se abren siete pequeñas  capillas donde encontramos un relieve con toda una serie de instrumentos quirúrgicos: bisturíes, tijeras, tenazas, pinzas, etc., lo que confirma el alto nivel de perfeccionamiento que los egipcios habían alcanzado en el campo de la medicina. También vemos a Imhotep, el primer arquitecto, divinizado en época ptolemáica. Del complejo religioso formaban parte también el mammisi, la capilla de Hathor y uno de los tres nilómetros que se conservan en Egipto. El nilómetro era un pozo escalonado que  servía para medir el cauce del río y de esa manera calcular las cosechas y los impuestos anuales; una herramienta fundamental en la economía de Egipto aunque fácilmente manipulable.


                                        


Museo del cocodrilo

Anexo al templo, en el santuario de Sobek -erigido por Tutmosis III- se encuentra el Museo del cocorilo. Es un pequeño espacio de luz ténue donde se muestra la estrecha relación de este animal con la civilización egipcia en época faraónica. El museo exhibe cuarenta cocodrilos momificados de diferentes épocas, huevos e incluso un feto, además de estatuas de madera y granito del dios Sobek.






OTRAS IMÁGENES:


                                       

                                        


viernes, 26 de julio de 2019

Pirámide de Zoser | 2650 a. C. | Sakkara | Egipto




PIRÁMIDE DE ZOSER

2650 a.C. | Sakkara | Egipto





La pirámide de Sakkara es considerada la primera gran pirámide egipcia además de ser la construcción en piedra más antigua del mundo y aunque su forma no es exacta, su diseño fue el comienzo de la carrera arquitectónica por la pirámide perfecta. Su constructor, Imhotep, fue convertido en una divinidad por los ptolomeos y actualmente sigue siendo el primer arquitecto conocido de la historia.




La pirámide de Sakkara es considerada la primera gran pirámide egipcia además de ser la construcción en piedra más antigua del mundo y aunque su forma no es exacta, su diseño fue el comienzo de la carrera arquitectónica por la pirámide perfecta. Su constructor, Imhotep, fue convertido en una divinidad por los ptolomeos y actualmente sigue siendo el primer arquitecto conocido de la historia.

Con sus ocho kilómetros de extensión, la necrópolis de Sakkara es la más vasta de todo Egipto. Históricamente es también la más importante porque en ella están representadas todas las dinastías principales, desde la I hasta el período de los Ptolomeos. El centro ideológico de la necrópolis es el complejo funerario de Zoser, que se levanta tal como una ciudadela en torno a la que se yerguen pirámides y mastabas de todas las épocas. Y sobre todas ellas, la gran pirámide escalonada, morada del descanso eterno del faraón.

Zoser o Djeser, fue el segundo faraón de la III Dinastía del Imperio Antiguo y reinó entre el 2665 y el 2645 a.C. Hablamos de hace unos 4.500 años. Su nombre pasará a la historia por trasladar la capital del Imperio a Menfis pero sobretodo por ser el faraón de la primera pirámide egipcia. Su constructor fue el arquitecto real Imhotep, quien supo crear una estructura escalonada que sería el prototipo de las restantes pirámides egipcias.


                                        


La primera pirámide

La majestuosa pirámide escalonada de Zoser, en el centro del complejo funerario de Sakkara, es la construcción enteramente en piedra más antigua del mundo. Fue descubierta en 1821 por el general prusiano Von Minutoli y explorada y estudiada veinte años después por el arqueólogo alemán Karl Lepsius, padre de la egiptología.


                                        


Pero esta forma no resultó de la noche a la mañana.  La pirámide nació inicialmente con la forma de una normal mastaba: la mastaba (término árabe que significa "banco") era la tumba de los nobles y de los altos funcionarios de la corte del faraón, tenía planta rectangular y las paredes ligeramente inclinadas. A esa primera mastaba se le añadió una segunda, luego una tercera y otras más, hasta que tomó poco a poco la forma de una pirámide compuesta de seis escalones decrecientes. Esta forma se concretizará más tarde en los zigurats o torres de pisos de los sumerios. La pirámide, fechada en el 2650 antes de Cristo, que alcanza hoy una altura de 62 metros, tiene una base de 109 por 125 metros.

La gran obra sigue los planteamientos teológicos de Imhotep que postulaba la creencia de que la forma escalonada de la construcción servía como acceso directo del monarca al reino de Ra. El arquitecto fue el primero en utilizar bloques de piedra tallados, un sistema que ofrecía más garantías de perdurabilidad que el adobe.




Conviene destacar el templo funerario propiamente dicho, a través del cual se accedía a la tumba y a otras dependencias de la pirámide mediante un corredor. Este pasillo desembocaba en el pozo funerario donde se encontraba la tumba del rey, realizada en grandes bloques de granito de Asuán. Además de la cámara del sepulcro hay muchas otras estancias funerarias ricamente ornamentadas a imitación del palacio imperial de Zoser.

La cámara sepulcral del rey se encontraba casi en el centro de la pirámide, al fondo de un gran pozo vertical de 28 metros de profundidad, del que arrancaba un verdadero laberinto de piezas, pasajes, cámaras y corredores: más de 5 km para proteger el sueño eterno del soberano. De esos locales proceden los fragmentos de casi cuarenta mil vasos de alabastro, jarras, platos y otros numerosos objetos, cuatro mil de los cuales fueron recompuestos con su forma original.


                                        


Complejo funerario

La pirámide forma parte de un complejo funerario de 8 km de largo por 1 km de ancho, dedicado íntegramente a la memoria del faraón Zoser. En torno a la pirámide se situaban las mansiones del Norte y del Sur, construcciones que evocaban el Alto y el Bajo Egipto, la tumba del sector sur, las capillas y el patio de Sed.

El complejo está delimitado por un muro rectangular de piedra caliza de 10 metros de altura que presenta 14 falsas puertas y que, con su juego de entrantes y salientes, imitaba la fachada del palacio real de Menfis. La entrada real, única entre las 14 falsas puertas, se abría al sudeste. Después de esta entrada había una galería formada por dos hileras de 20 columnas fasciculadas cada una, de más de 6 metros de altura, que imitaban la madera y estaban conectadas con la pared lateral mediante un pequeño muro. La galería daba paso al gran patio abierto del Heb Sed.


                                        


Patio del Heb Sed 

El vasto patio llamado del Heb Sed se abre en el interior del complejo de Zoser, en el lado este. Su nombre viene dado porque en él se celebraba una de las festividades más importantes para los antiguos egipcios, la que renovaba la fuerza del faraón, llamada Heb Sed. Al norte, el mismo está cerrado por la imponente masa de la pirámide escalonada; el lado este tenía, en cambio, trece capillas cubiertas con bóvedas de cañón, con tres esbeltas columnas acanaladas adosadas a la fachada. Estas capillas, destinadas a la festividad Sed, no tienen ningún espacio interno y probablemente eran simulacros dedicados a las divinidades egipcias. La llamada "tumba del sector sur" se encuentra en el rincón sudoeste del patio: está formada por varias cámaras sepulcrales, que tal vez cobijaban los vasos canopos con las vísceras del faraón. Una capilla junto a la tumba muestra un característico friso decorado con cobras, símbolos de protección al soberano. En un rincón del patio se pueden ver tres estatuas de imponente tamaño: adosadas a un pilar, similares a cariátides, son un raro ejemplo de la estatuaria del Imperio Antiguo. Están muy arruinadas, pero ciertamente la estatua central representa a Zoser con su larga barba postiza, los brazos cruzados sobre el pecho estrechando los símbolos del poder y la larga vestimenta ajustada que los faraones lucían con ocasión del Heb Sed.

En el vigesimoquinto o trigésimo año de reinado de un faraón se llevaba a cabo la ceremonia del Heb Sed, un auténtico jubileo en el curso del cual tenía lugar una renovación mágica de los poderes del rey. La ceremonia, que se remonta a la Dinastía I, está a menudo representada en las pinturas murales, por lo que ha sido posible reconstruir su desarrollo. Se celebraba el primer día del mes de Tybi, durante la estación de la siembra (o Peret), y al principio se llevaba a cabo en edificios hechos con hojas y cañas de papiro y loto. Fue el faraón Zoser quien decidió darle un carácter especial, construyendo edificios de piedra y, por lo tanto, definitivos. La fiesta comenzaba con una gran procesión guiada por el Sumo Sacerdote, y se oficiaba en las distintas capillas que surgían en torno al recinto. Recibida la aprobación de los dioses sobre su idoneidad espiritual, el faraón tenía que acreditar su perfecta forma física sometiéndose a algunas pruebas, que podían variar de un soberano a otro. Podía combatir con toros, o bien lanzar flechas hacia cada uno de los puntos cardinales; pero la prueba más común era la de la carrera a pie a lo largo de una línea trazada en el suelo del patio, en torno a la "Casa del Norte" y a la "Casa del Sur". Al final de la carrera, el faraón era coronado una vez más con la corona blanca y la corona roja de los dos reinos.




Imhotep, el primer arquiecto 

lmhotep es uno de los genios de la historia de la humanidad. Arquitecto, mago, filósofo, médico (tan grande que los griegos lo identificaron con Asclepio, el dios de la medicina) y seguramente autor de un Libro de Instrucciones, del que lamentablemente se ha perdido todo rastro.

Su padre era Kanefer, designado personalmente por el mismo faraón responsable de todas las construcciones del reino. Sin duda alguna aprendió el oficio en el taller de su padre, tal vez en Menfis; primero tallista de vasijas de piedra dura, se convirtió luego en escultor y arquitecto, hasta cubrir todos los más altos cargos del Estado, tanto religiosos como administrativos: sumo sacerdote de Heliópolis y visir de Zoser, en la base de una estatua erigida en honor de su señor se lee que era "el primero después del rey".

Una vez divinizado, lmhotep — cuyo nombre significa "el que llega en paz" — entra en la tríada con Ptah, del que sería hijo, y Sekhmet. Se le representa sentado, vestido con una larga túnica, la cabeza afeitada y un rollo de papiro desplegado sobre las rodillas. Según Manetón, lmhotep es quien "descubrió el sistema de labrar la piedra para la construcción de los monumentos", pero es también el artífice de una revolución artística sin precedente.


                                        



"Durante su reinado vivió Imutes (Imhotep), que a causa de su habilidad médica tiene la reputación de Asclepio entre los egipcios, siendo el inventor del arte de edificar con piedra cortada. Además, también se dedicó a la literatura."

Julio Africano

Museo de Imhotep

Imhotep fue uno de los personajes más interesantes y trascendentes de la historia del Antiguo Egipto. Pese a que no detentó un cargo político, su importancia superó todo pronóstico, al punto de que su nombre llegó a nuestros días con más fuerza que los de muchos reyes de distintos períodos. Se trató, nada más y nada menos, que del más famoso arquitecto de la época faraónica, sobresaliente por las estructuras de inmensas dimensiones que supo dirigir. En especial, la labor de Imhotep es destacable ya que fue el primero en utilizar piedra para sus construcciones, un material duradero que permitió la preservación de su obra a través del tiempo.

En honor a él, se bautizó al museo abierto en el año 2006 a los pies de la necrópolis de Sakkara, un sitio estratégico si los hay. Adorado como a un dios y el más poderoso de los hombres de su tiempo (sólo después del faraón), Imhotep ha sabido conquistar la imaginación y la curiosidad de estudiosos de todos los siglos, y hoy su museo es hogar de piezas fascinantes, que descubriremos a continuación. En total, el establecimiento cuenta con cinco grandes salas. Su colección está compuesta por diversos elementos hallados en el yacimiento de Sakkara. Destacan la momia del período grecorromano hallada en la pirámide de Teti, y las estatuas de Amenemhotep y su esposa, que fueron encontradas en el complejo piramidal de Unas. El primer rostro con el que uno tropieza al ingresar al museo es el de Djoser, el faraón más famoso de la Dinastía III. También conocido por otras muchas transliteraciones (Zoser, Djeser, Dyeser), o por el nombre de Netjerikhet, gobernó el Antiguo Egipto entre los años 2665 y 2645 antes de Cristo. La segunda sala está dedicada a los hallazgos más recientes, y la tercera a la arquitectura de Imhotep. La cuarta, por su parte, muestra objetos tallados en madera y piedra, mientras que la quinta exhibe elementos descubiertos en las tumbas de Sakkara.


                                       



"Tesorero del rey del Bajo Egipto, Primero después del rey del Alto Egipto, Administrador del Gran Palacio, Señor hereditario, Sumo sacerdote de Heliópolis, Imhotep el constructor, escultor, hacedor de vasijas de piedra..."

Inscripción en la base de una estatua de Zoser hallada en Sakkara



Reconstrucción virtual del templo de Sakkara





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