FIESTAS Y TRADICIONES
LAS CALABAZAS DE HALLOWEEN
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Murciélagos, brujas o telas de araña forman parte recurrente del imaginario del terror que no deben faltar nunca en una fiesta de Halloween y así, aparecen anualmente en estas fechas cuando paseamos por centros comerciales y calles de nuestra ciudad. Calaveras, fantasmas y vampiros se unen también a la decoración, pero si hay un elemento icónico y exclusivo de esta festividad, ninguno como las calabazas.
Este recurso decorativo fue adaptado por la cultura norteamericana a comienzos del siglo XIX cuando la inmigración procedente de Europa, irlandeses y escoceses en su mayoría, llevó consigo las antiguas tradiciones rurales del viejo mundo. Estas prácticas se mantuvieron y se sincretizaron con las costumbres locales dando lugar a lo que hoy día conocemos como noche de Halloween. Los disfraces fantasmagóricos, los dulces infantiles y la decoración de hortalizas tuvieron por lo tanto su raíz en Europa.
Las calabazas iluminadas de Halloween son conocidas en Estados Unidos como ‘Jack O’lantern’ y también tuvieron su origen en las tradiciones europeas, pero inicialmente el prototipo no se tallaba en una calabaza.
La leyenda de Jack O’lantern
Según cuenta una leyenda popular irlandesa, hubo un hombre llamado Jack que por extrema maldad no mereció un lugar ni en el cielo ni en el infierno tras su muerte. Su espíritu se vio obligado a vagar por el mundo implorando la entrada en uno u otro sitio. Su aspecto era descrito con largas barbas, ropas harapientas y portando una vara en cuyo extremo llevaba un nabo hueco con una vela dentro que le servía de lámpara en sus largas travesías por el inframundo. Otro relato, por ejemplo, sugiere que la calabaza adoptó semejante aspecto tétrico a causa de un castigo que una bruja impuso a Jack por negarse a ayudarle a preparar la sopa de difuntos. El muchacho desapareció en el interior de la calabaza y ésta adoptó rasgos semejantes al rostro humano. Siguiendo las viejas leyendas los niños tallaban sus propias Jack O’lantern en nabos y los iluminaban con velas en la noche del 31 de Octubre. Esta costumbre atravesó el Atlántico y se continuó en las generaciones posteriores.
La primera referencia que tenemos en los Estados Unidos de estas calabazas pertenece al novelista Nathaniel Hawthorne, el autor de ‘Cuentos dos veces contados’ de 1837, cuando habla de alguien con un abrigo raído lleno de agujeros que cuando se exponía a la luz brillaba como una Jack O’lantern. Los norteamericanos conservaron la tradición de la Jack O’lantern y cambiaron el duro nabo del viejo mundo por una hortaliza más grande, más redonda y propia de la cosecha de otoño como es la calabaza. Fue así como surgió el símbolo más representativo de la noche de Halloween, una imagen que el cine, la literatura y el arte ha sabido mantener y actualizar a los nuevos tiempos.
Para terminar hemos recopilado las calabazas más originales, algunas de ellas auténticas obras artesanales, y dar luz a la noche más terrorífica del año. ¡Feliz Halloween amig@s!
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