martes, 4 de octubre de 2016

Fortalezas coloniales del Mar Caribe



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Monográfico | Piratas

FORTALEZAS COLONIALES DEL MAR CARIBE

LA DEFENSA DEL PARAÍSO




El mar caribe es mucho más que sol y playa. Su perímetro costero alberga el mayor sistema defensivo construido en su tipología repartido en más de 20 países del continente americano. Fue edificado para defender las nuevas tierras conquistadas españoles, ingleses y franceses y para proteger las rutas marítimas que atravesaban la Carrera de Indias cargadas de oro. Este patrimonio se materializa en más de 50 fortificaciones repartido por la República Dominicana, Colombia, Panamá, Jamaica, Cuba, México o Puerto Rico.

La arquitectura militar se ha llevado a cabo en determinados períodos de desarrollo científico-técnico y ha estado condicionada siempre a multitud de factores, una combinación de elementos que la ha mantenido en una constante evolución y adaptación en el tiempo. Sus patrones constructivos se han modificado, se han adecuado y se han modernizado a través de la historia a fin de responder las nuevas necesidades de estas construcciones.

El patrimonio de las fortificaciones surge y se desarrolla en América entre los siglos XVI y XIX. Específicamente, en la región del Mar Caribe, España estableció un itinerario de ida y retorno, denominado Carrera de Indias, que hoy tiene una gran connotación histórica y cultural por el tráfico de oro, plata y artículos suntuosos extraídos de los virreinatos del Perú y Nueva España. Estas fortificaciones tuvieron la misión de garantizar la estabilidad comercial y la protección de las nuevas colonias del contrabando, el corso y la piratería.




A partir del siglo XVI se origina una arquitectura para la defensa, armónica, equilibrada, proporcional, monumental y funcional. El siglo XVIII, a su vez, incorpora la influencia de los clásicos de la arquitectura militar, sintetizando una obra perfeccionada capaz de adaptarse a la geografía de cada región.

Un ejemplo de modernidad e identidad se identifica en los materiales de construcción y en la variedad de diseños geométricos elaborados por expertos ingenieros militares. La piedra coralina y la de cantería se utilizaron para levantar grandes muros de sillares que debían soportar  armas de fuego con gran poder de penetración. La madera, para los trabajos de carpintería; el hierro, para puertas, ventanas y rejas; y la teja destinaba a las cubiertas de las edificaciones complementarias como cuarteles, almacenes de alimentos, caballerizas, etc.

Las trazas de la mayoría de las fortificaciones son geométricas y aunque los accidentes geográficos no permitieron que siempre fueran regulares, no perdieron estas perspectivas. Cada tipología respondía a una determinada función: torres homenaje, fortalezas abaluartadas, murallas, baterías, polvorines y casas de guardia son testimonios de una obra legada por prestigiosos ingenieros, maestros de oficio y una mano de obra heterogénea de esclavos, prisioneros y obreros asalariados.

Tampoco se quedan atrás los bienes muebles, que se conservan en las fortificaciones como cañones y cureñas, campanas, escudos, inscripciones y dibujos sobre piedra para dejar constancia de las fechas significativas e históricas, pinturas murales que dejan huellas iconográficas de embarcaciones de diferentes épocas y otros elementos necesarios en este tipo de construcciones.


Si nos atenemos a su tamaño, las fortalezas más importantes fueron construidas en las colonias españolas ya que son las que más tiempo han permanecido en estos puntos geográficos, algunas con más de cuatro siglos de antigüedad. Ingleses y franceses se establecieron en islas más pequeñas y, por lo tanto, el tamaño de sus sistemas defensivos fue inferior. A continuación vamos a planear por algunas de estas fortificaciones caribeñas.


                                        


Castillo de San Lorenzo el Real de Chagre. 1598-1601. Portobello. Panamá 

El primero de nuestros destinos se encuentra en la capital de Panamá. Testigo mudo de batallas y ataques piratas, el Fuerte de San Lorenzo se yergue desde finales del siglo XVI en la costa caribeña de Portobello. El también llamado Castillo de San Lorenzo el Real, protegía la entrada del rio Chagres, ruta de penetración a la ciudad de Panamá y una de las vías comerciales más importantes del Nuevo Mundo.

La estructura original era la de un fuerte avanzado, rodeado de empalizadas llenas de tierra que servían de muros. Su valor defensivo radicaba en el sitio que domina una amplia extensión del mar, lo que facilitaba la defensa de la desembocadura del río. Por ello se le consideró como centinela del gran triángulo estratégico del istmo.

La fortaleza está construida sobre un relleno en dos niveles,  comunicados por una escalinata y una rampa que facilitaba el traslado de pólvora, agua o alimentos rodando en barriles. Se aprecia aún el aljibe en el que se recogía el agua de lluvia, el puente levadizo que circunda los muros de piedra, el camino de la ronda, algunas garitas de ladrillo o el patio de armas donde la guarnición dominaba el horizonte.

Esta fortaleza fue asaltada en 1570 por uno de los piratas más famoso de la historia, el corsario Henry Morgan, antes de su saqueo a Portobello. Derribado y reconstruido en varias ocasiones a lo largo de los siglos, el Fuerte de San Lorenzo, fue declarado Patrimonio mundial de la humanidad en 1980.


                                        


Castillo de San Felipe de Barajas. 1657. Cartagena de Indias. Colombia

La siguiente parada de nuestra travesía nos traslada a Colombia donde se levanta el Castillo de San Felipe de Barajas. Es la construcción militar más grande del caribe español y uno de los mayores atractivos de la ciudad de Cartagena de Indias.

Cartagena siempre fue una plaza deseada por piratas y enemigos de la Corona Española, por esta razón la defensa de la ciudad fue una cuestión prioritaria desde las primeras décadas de existencia de la ciudad. Una vez fortificado el primitivo núcleo de Cartagena, se contempla la necesidad de emplazar en el cerro de San Lázaro una estructura que impidiera un ataque enemigo desde su cumbre, ya que ésta dominaba las murallas y la única entrada a la ciudad.

Entre sus partes podemos destacar: la entrada principal, la plaza de armas, una garita de guardia, la residencia del castellano, el tendal para el artillero, varias galerías subterráneas y algunos almacenes de pólvora.


                                        


Castillo de Los Tres Reyes del Morro. 1589-1630. La Habana. Cuba

De Cartagena de Indias tomamos rumbo a Cuba para sobrevolar una de las fortalezas más bellas del Caribe: el castillo del Morro.

El Castillo de los Tres Reyes del Morro fue erigido entre los años 1589 y 1630 con la finalidad de proteger la entrada al puerto de La Habana. Se alza en un saliente rocoso conocido como El Morro sobre el Océano Atlántico. El maestro de campo Juan de Tejeda, y el ingeniero militar Bautista Antonelli fueron los encargados de diseñarlo por orden del rey de España.

La fortaleza fue concebida con forma irregular poligonal, muros de tres metros de grosor y profundos fosos, elementos todos ellos que la confirman como un gran ejemplo de arquitectura militar renacentista. Además, una serie de terrazas descendentes la dotan de una elegancia armónica natural que la mimetizan con el enclave rocoso de la isla.

Sus muros soportaron ataques de corsarios holandeses, franceses e ingleses por más de un siglo y llegó a ser propiedad británica durante algunos años después de que en 1762, una fuerza de catorce mil hombres y tras un asedio  que duró 44 días, lograra capturar El Morro.

Actualmente, el castillo alberga el Museo Marítimo Nacional y forma parte del Parque Histórico Militar Morro-Cabaña.

                                         


Castillo de San Felipe del Morro. 1539-1587. San Juan. Puerto Rico

La última parada de nuestro viaje por el Mar Caribe aterriza en uno de los lugares más fotografiados de Puerto Rico, es El Castillo de San Felipe del Morro.
Reconocido en 1983 como Patrimonio Mundial, este castillo fue construido por los españoles para defender la entrada de la bahía de San Juan. En 1595, la primitiva fortaleza fue atacada sin éxito por el corsario más importante de Inglaterra, Sir Francis Drake. Por ello, la corona española mandó a los ingenieros militares Juan de Tejeda y Bautista Antonelli la reedificación del edificio, los cuales rediseñaron la apariencia actual del Castillo de San Felipe.

Existen otras construcciones repartidas por el Caribe que custodiaron igualmente las colonias americanas, son muchas, como la de San Felipe en la República Dominicana, las ruinas de la ciudad de Port Royal en Jamaica o el Castillo de San Marcos en San Agustín, Florida, EE.UU.


                                        


A partir del último cuarto del siglo XX este patrimonio puso en valor sus valores históricos, culturales y patrimoniales. Esperamos que este viaje ayude a defender y proteger este legado tan diverso para el disfrute de las actuales y futuras generaciones.









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