PIRÁMIDE DE KEOPS
2570 a.C. | El Cairo | Egipto
Sobre los apuntados minaretes, edificios y hoteles internacionales de la ciudad egipcia de El Cairo se alzan, recortando su silueta tras el horizonte urbano, completamente ajenas al tiempo, las majestuosas Pirámides de Guizeh. Las antiguas sepulturas de los primeros soberanos de Egipto se han convertido no solo uno de los monumentos más importantes del país si no también uno de los más bellos del mundo. Se trata de tres pirámides colosales erigidas sobre la vasta meeta de Guizeh, a escasos cuatro kilómetros de El Cairo, en lo que antiguamente fue la necrópolis real de Menfis, capital del Imperio Antiguo. La zona de enterramientos tuvo su época de mayor actividad en la IV Dinastía, a la que pertenecen los tres edificios principales, aunque también se han encontrado construcciones y añadidos de épocas posteriores.
La inmensa urbe surgida al abrigo de los monumentos, la que hoy conocemos como El Cairo, comenzó a construirse mucho tiempo después a consecuencia de la sucesión de ocupaciones extranjeras: romanas, musulmanas, francesas, etc. Ninguno de estos pueblos pasó indiferente ante la sombra de estas gigantescas moles de piedra y desde la veneración hasta el temor, las pirámides de Gizeh suscitaron sentimientos contrapuestos, sensaciones de admiración o desconcierto, de atracción o de absoluto rechazo. A partir del siglo XVIII fueron excavadas por los más importantes egiptólogos como Belzoni, Lepsius o Mariette y en la actualidad continua siendo estudiada por arqueólogos e investigadores pero ninguno de ellos ha conseguido dar respuesta definitivamente a la función, significado y modo de construir las grandes pirámides. Este halo de misterio que envuelve la monumentalidad de las pirámides, extendido prácticamente a toda la cultura faraónica, ha convertido a Egipto en uno de los países más atrayentes del mundo con más de diez millones de visitas anuales y a la civilización que las vio nacer en un periodo fundamental de la historia del hombre.
La Necrópolis de Gizeh
Casi cinco mil años atrás, la llanura de Gizeh -en la orilla occidental del Nilo, la región de los muertos- se convirtió en la necrópolis real de Menfis, capital de los faraones del antiguo imperio egipcio. Gizeh se extiende a unos 15 km al oeste de El Cairo y cubre una extensión de 2.000 m². En el lado sudoeste, la meseta desciende 40 metros en desnivel hacia el valle donde tiempo atrás corría un canal del Nilo, confín entre la tierra fértil y el desierto. En esta llanura se encuentran las tumbas de tres faraones de la Dinastía IV: las Pirámides de Keops, Kefrén y Micerino, y la extraordinaria estatua de la Esfinge.
Patrimonio de toda la Humanidad, Gizeh es la única de las "Siete maravillas del mundo antiguo" que se ha conservado, dato llamativo al tratarse del más antiguo de los monumentos pero que ciertamente confirma su voluntad inicial de perdurar en el tiempo. Sus soberbias proporciones y su majestuosa figura ya eran conocidas en todo el mundo clásico cuando Heródoto las visitó en el siglo V antes de Cristo. Nunca antes en la historia se había concebido una obra constructiva de esas dimensiones. La magia fascinante que emanaba -y emana todavía- de esas piedras, ha causado a lo largo del tiempo una profunda impresión en militares, científicos, escritores y pintores de todo el mundo. Ni siquiera Napoleón pudo substraerse a su seducción cuando el 21 de julio de 1798 arengara a sus tropas en la batalla de las Pirámides con su ya célebre frase: "Allez et pensez que du haut de ces monuments quarante siécles vous observent!" ( `;Al ataque! ¡Y piensen que desde lo alto de esos monumentos cuarenta siglos los observan!").
Las pirámides no están aisladas, sino que forman parte de un conjunto arquitectónico que comprende además dos templos anexos unidos por una vía ceremonial, el templo funerario o templo alto y el templo del valle; en algunos casos se sumaban al complejo una o varias pirámides satélite de muy inferior escala construidas para albergar los cuerpos de la familia real. El templo del valle simbolizaba la entrada del faraón en el mundo de los dioses. A lo largo de la rampa de conexión se desplazaba la comitiva fúnebre con el faraón difunto transportado en la barca sagrada hacia su "morada de la eternidad”. En el templo funerario el soberano se convertía en una divinidad y como tal se le adoraba. Característica común de las tres pirámides es la cámara sepulcral del rey, excavada en la roca casi en el eje central de la construcción.
“La gran pirámide es una especie de gran enigma multimedia por la variedad de problemas astronómicos y de significado que encontramos no solamente en su construcción, también en su orientación y la función de alguna de sus partes.”
Nacho Ares (Egiptólogo)
El faraón Keops
El nombre de Keops, segundo rey de la Dinastía IV, es la forma griega derivada del antiguo egipcio Khnum Khufu, que significa “El dios Khnum me protege”. De este soberano sabemos muy poco, e incluso la iconografía es sumamente escasa. Paradójicamente, del constructor de la pirámide más grande del mundo nos queda sólo una pequeña estatuilla de marfil, de escasos 7 cm de altura, conservada en el Museo de El Cairo.
Según cuenta Heródoto, Keops, el constructor de la Gran Pirámide de Gizeh, fue un tirano que durante sus cincuenta años de reinado "sumió a los habitantes de Egipto en una completa miseria".
La gran pirámide de Gizeh
La gran pirámide de Keops es la primera de las tres pirámides construidas en la meseta de Gizeh y aunque en visión conjunta no lo parece también es la más grande. Egiptólogos e historiadores coinciden en que fue construida durante el reinado de Keops, a comienzos de la IV Dinastía, y que su construcción fue dirigida por su chaty, el arquitecto real Hemiunu. La fecha aproximada de su finalización es alrededor del 2570 a. C.
El historiador griego Horódoto visitó Egipto entre el 460 y 455 a.C., y es quien nos ofrece más información sobre su historia. En efecto, Heródoto afirma que brigadas de 100.000 trabajadores, en turnos de tres meses cada uno, trabajaron durante 20 años en su construcción, y que su costo fue de 1.600 talentos de plata. Herodoto habla de cien mil obreros, pero teniendo en cuenta que visitó las pirámides 2.700 años después de su construcción y que había escrito "de oídas': es más realista pensar en una cifra mucho más baja. Los modernos arqueólogos estiman que una cifra entre 15 y 20.000 trabajadores sea mucho más correcta.
Se emplearon 2.300.000 bloques de piedra caliza de más de dos toneladas de peso medio cada uno pudiendo alcanzar hasta sesenta toneladas los más pesados. Su peso total es de 5.750.000 toneladas. Originalmente estaba recubierta por unos 27.000 bloques de piedra caliza blanca, pulidos, de varias toneladas cada uno y mantuvo este aspecto hasta principios del siglo XIV, cuando un terremoto desprendió parte del revestimiento. Posteriormente, los turcos otomanos utilizarían la piedra desprendida y parte de la estructura para la construcción de diversas edificaciones en El Cairo.
La pirámide se compone de tres cámaras principales, dos situadas en el interior de la pirámide, denominadas Cámara del rey y Cámara de la reina, y una en el subsuelo, la Cámara subterránea. A las cámaras se accede desde el lado norte por un pasaje descendente, obstruido al final por grandes bloques de granito, que comunica con dos pasadizos, uno ascendente, que desemboca en la gran galería, y otro descendente, que llega hasta la Cámara subterránea. La Gran galería es un pasaje ascendente de unos 47 metros de longitud y ocho metros de altura. Sus paredes son planas hasta una altura de dos metros y, a partir de ahí, escalonadas, conformando una falsa bóveda por aproximación de las hiladas.
La Cámara del rey está compuesta por losas de granito y es de planta rectangular, paredes y techo lisos, sin decoración. Su interior únicamente contiene un sarcófago vacío de granito, sin inscripciones, depositado allí durante la construcción de la pirámide, puesto que es más ancho que los pasadizos. Sobre el techo se encuentran las llamadas cámaras de descarga. La más alta dispone su techo con grandes bloques inclinados, a dos aguas, para desviar la gran presión que ejercen los bloques superiores de la pirámide, evitando que todo el peso descargue sobre el techo de la cámara real. Se accede a ella por un pasaje horizontal llamado antecámara que parte del extremo superior de la Gran galería. La segunda cámara fue llamada por los árabes cámara de la reina sin embargo, la mayoría de egiptólogos defienden que se trata del Serdab, el habitáculo destinado a la estatua del Ka del faraón, la representación espiritual del difunto. Está situada casi en el eje de la pirámide y tiene acceso mediante un pasaje horizontal que comunica con la zona inferior de la Gran galería, inicialmente oculto por las losas del pavimento. Es de planta rectangular, paredes lisas, sin decoración, con un nicho, y techo inclinado a dos aguas.
La Cámara subterránea, excavada bajo la pirámide, es de planta rectangular, con suelo irregular, paredes y techo planos; contiene dos habitáculos, a modo de sarcófagos, un pozo y una pequeña galería. Se accede a ella por un pasaje descendente, que es prolongación del primer pasillo de la pirámide. También esta comunicado con la Gran galería mediante un angosto túnel, casi vertical, perforado en los bloques. De cada cámara real parten dos angostos conductos inclinados, en las paredes norte y sur, llamados inicialmente «canales de ventilación» cuya función original se desconoce hasta el momento siendo otro más de los enigmas que todavía guarda la gran pirámide.
Una puerta hacia las estrellas
Si hay un tema que ha traído -y trae- de cabeza a científicos, historiadores y arqueólogos a lo largo del tiempo es el significado y la manera en que se construyó la pirámide de Keops. Tanto Proclo de Bizancio, filósofo del siglo V, como algunos astrónomos del XIX pensaron que la Pirámide de Keops fue en su origen un observatorio astronómico que el faraón habría adaptado luego para utilizarlo como tumba. Desde entonces se han avanzado incontables hipótesis sobre su construcción, algunas de lo más disparatadas, pero ninguna de éstas ha conseguido poner de acuerdo a los expertos. La teoría más aceptada hasta el momento es la que ofreció el ingeniero e investigador Robert Bauval a finales de década de los ochenta. En ella defiende que en la época en que se construyó la pirámide, los dos conductos de ventilación de la cámara real que comunicaban con el exterior estaban alineadas con determinadas estrellas de la constelación de Orión.
De la gran pirámide se han escrito todo tipo de conjeturas, desde ser un templo mágico o un receptáculo de energías sensoriales hasta atribuir su construcción a seres extraterrestres o habitantes de la Atlántida, teorías todas ellas rechazadas por la comunidad científica. Por el momento nadie ha podido atestiguar la función de la gran pirámide con datos concluyentes y aún hoy, con nuestras técnicas cada vez más sofisticadas, nosotros mismos nos sorprendemos al pensar cómo hicieron para transportar dos millones y medio de cubos de piedra hasta esa altura en una época en la que aún no se conocían la rueda, la polea ni el cabrestante.
Museo de la Barca de Keops
Junto a la cara sur de la gran pirámide se encuentra una extraña construcción de época reciente con forma poligonal y paredes brillantes. Se trata del Museo de la Barca, inaugurado en 1985 y como su nombre indica dedicado a conservar la barca funeraria del faraón Keops en el mismo lugar en que fue encontrada en 1954 por el arqueólogo egipcio Kamal el-Mallakh. Construida con madera de cedro, fue hallada provista de todos sus aparejos, remos, cuerdas y cabina; estaba desmontada en 1.224 piezas. Después de años de trabajo se consiguió ensamblar todas las piezas y se levantó el edificio para preservar su conservación. La barca, con 4.500 años de antigüedad, mide 43'4 metros de eslora, 5'6 de manga y 1'5 de calado. Tales dimensiones le permitían transportar hasta 45 toneladas de peso. Las tablas de madera del casco de la barca solar están unidas únicamente por cuerdas, sin utilizar un solo clavo ni encolado alguno.
Los egipcios antiguos creían que la inmortalidad se lograba acompañando a la barca solar de Ra, que llevaba el sol cada día desde oriente a occidente, en su trayecto nocturno. Los féretros cruzaban el Nilo en una barca que se enterraba junto al sepulcro, y el museo ha respetado el emplazamiento original. Sin embargo, la barca contiene signos que indican haber sido utilizada en el agua, y es posible que la barca funeraria llevara el cuerpo embalsamado del faraón de Menfis a Guiza a través del Nilo, o que Keops lo usara como un "barco de peregrinación" para visitar lugares sagrados y fuera enterrado para usarlo en la vida después de la muerte. Aparte de esta nave, han sido descubiertas cinco fosas de barcas funerarias junto a la Gran Pirámide y otras cinco más en las proximidades de la de Kefrén.
El secreto de Napoleón
Ante la sombra de la gran pirámide enmudecieron los militares más célebres de la historia como Alejandro Magno, Julio César o Napoleón Bonaparte. Todos ellos penetraron en su interior buscando, quien sabe, las respuestas que le negaban sus dioses pero lo que allí encontraron fue todavía mayor; tanto que ninguno se atrevió a revelarlo.
Cuentan las crónicas que Napoleón pasó la noche del 12 de agosto de 1799 dentro de la gran pirámide, totalmente solo y en completa oscuridad. Cuando salió al amanecer, el futuro emperador de los franceses estaba visiblemente conmovido y no quiso hablar con nadie de su experiencia. A lo largo de su vida y hasta su lecho de muerte en la isla de Santa Elena, cuando le insistían en saber qué le pasó, Napoleón siempre respondió que era inútil hablar de ello pues “total, nadie lo habría creído”. ¿Qué sucedió en lo más profundo de la tumba para turbar a tan grandes gobernantes? ¿Qué clase de fuerzas gravitan en el interior de la pirámide?
En la actualidad han sido muchos los que han realizado experiencias de inmersión y aislamiento similares dentro de la gran pirámide. Entre ellos, el músico Paul Horn, quien grabó en 1976 el disco ‘Inside de Great Pyramid’ -precursor de la New Age-, y en 1997, el escritor español Javier Sierra, cuya aventura se narra en su novela ‘La pirámide inmortal’ (2014).
La última gran maravilla del mundo sigue cautivando a todo aquel que la visita, viajeros, científicos o simples soñadores que alguna vez acariciaron las pirámides con la imaginación. Cuatro mil años después de su construcción y de ver pasar a las civilizaciones más poderosas de la historia, la gran pirámide es el mejor ejemplo del afán de superación del hombre antiguo, de su persistencia por crear obras inmortales que marcarían para siempre la historia de la humanidad y que la han convertido en el icono del pasado y del actual Egipto.
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