viernes, 18 de octubre de 2019

Pirámide de Kefrén | 2547 - 2521 a.C. | El Cairo | Egipto





PIRÁMIDE DE KEFRÉN

2547-2521 a.C. | El Cairo | Egipto






La pirámide de Kefrén es la segunda de las pirámides de Guizeh y en apariencia la más grande. Su aspecto es inconfundible ya que de las tres famosas pirámides solo ésta mantiene parte de su revestimiento original. Además el complejo funerario de Kefrén es el único que conserva todavía su templo del Valle, el lugar donde se momificaba al faraón antes de emprender su viaje hacia las estrellas.




A escasos 4 kilómetros de El Cairo se encuentra uno de los monumentos más impresionantes del mundo, el legado inmortal de la civilización egipcia y el emblema característico del país: las extraordinarias pirámides de los faraones Keops, Kefrén y Micerinos. La meseta desértica de Gizeh fue el lugar elegido por los reyes de la IV Dianstía del Imperio Antiguo para establecer sus tumbas y en poco más de ochenta años consiguieron levantar una necrópolis monumental considerada la más importante del mundo antiguo. Es un complejo arquitectónico único, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO y en cuyo eje central se levanta la espléndida pirámide del faraón Kefrén.

Se trata de la segunda pirámide construida en Gizeh y es fácilmente reconocible por los restos del recubrimiento de piedra caliza que aún conserva su cúspide. Esta caliza, procedente de las canteras de Tura, era de gran calidad y fue utilizada para otorgarles un acabado perfectamente liso, pulido y brillante. La primera hilada, parcialmente conservada, se utilizó como cantera durante la dinastía XIX y muy posteriormente, en la época musulmana, para la construcción de la “mezquita de Hassan” y otros edificios de la ciudad de El Cairo.

Durante mucho tiempo fue conocida como la gran pirámide y aún hoy lo parece si nos basamos en la imagen que ofrece Guizeh sobre el horizonte; pero no, en realidad las medidas de esta pirámide son ligeramente inferiores a las de su antecesora, la Pirámide de Keops. En efecto, Kefrén construyó su tumba en una planicie algo más elevada para dar la impresión de que su monumento funerario fuese más alto que el que había levantado su padre. De esta manera, la pirámide alcanzaba unas proporciones aun mayores divisadas desde la distancia.


                                        


El faraón Kefrén

 Kefrén es hijo de Keops y de la reina Henutsen y subió al trono de Egipto a la muerte de su hermano mayor, Didufri, fallecido tempranamente. Su nombre significa “Ra lo eleva” y gobernó el país durante 25 ó 26 años, entre los años 2547 y 2521 a.C., aproximadamente. Aparte de esto, nada más se sabe sobre este faraón. De este periodo se conserva una estupenda estatua de diorita, descubierta por Auguste Mariette, considerada como una de las más bellas y perfectas expresiones artísticas del Antiguo Egipto.


                                        


Durante largo tiempo existió la convicción de que la Pirámide de Kefrén fuese una estructura maciza, sin cámaras sepulcrales en su interior. En cambio, en 1818, el célebre egiptólogo italiano Giovanni Battista Belzoni, notando una inusual acumulación de detritus en el lado norte de la pirámide, logró penetrar en ella: “... después de treinta días de trabajo, tuve la satisfacción de entrar en el interior de una pirámide que de siempre se consideraba impenetrable”. En la cámara central, el arqueólogo no encontró ningún tesoro; tan solo halló un sarcófago de granito rosa, “enterrado a flor de tierra”. Sirviéndose de negro de humo, el explorador italiano dejó en una de las paredes la siguiente inscripción, aún hoy visible: “Descubierta por G. Belzoni, 2 de marzo de 1818”. Sin embargo, hoy sabemos que Belzoni ya sabía que la pirámide había sido abierta y luego tapiada con anterioridad, probablemente hacia el 1200. Así es, en las paredes del monumento Belzoni encontró algunas frases en árabe escritas con el carboncillo, entre ellas, una que decía: “La abrió Mohamed Ahmed, empresario de canteras; y Otmán lo ayudó, y también el rey Alí Mohamed desde el principio hasta el final”.


                                        


Complejo funerario

El complejo funerario de Kefrén es un arquetipo dentro de la arquitectura egipcia del Imperio Antiguo y presenta las partes propias de las necrópolis de la IV Dinastía: la pirámide del faraón, el templo funerario anexo a la pirámide, el templo del valle y una rampa o calzada ceremonial que unía ambos templos.




La pirámide mide 143,5 metros de alto con 215 de base, sólo tres metros más baja que la de su padre, pero ocupa una superficie bastante menor. La diferencia real entre las dos queda atemperada por el mayor ángulo de inclinación de sus muros y por la superior altura de su emplazamiento, de tal manera que hoy parece la mayor de las pirámides. No es la más grande, de acuerdo, pero al menos sí  es la que mejor se conserva.

La estructura interna de la pirámide muestra mayor simplicidad que la de Keops y se compone de un pasaje y dos cámaras interiores. El techo de la cámara funeraria está conformada por grandes losas de granito inclinadas y el sarcófago se encuentra prácticamente al nivel del suelo. Tiene dos entradas, situadas en la cara norte, una a doce metros de altura, entre las hiladas de la pirámide, otra justo en la base, con un largo pasaje interior.


                              


En el lado este de la pirámide se encontraba el templo funerario de Kefrén; lamentablemente, hoy de él no quedan más que pocos vestigios, entre los cuales un bloque de granito de más de 400 toneladas de peso. La fachada del templo debía de tener 110 metros de longitud, con un gran vestíbulo de 14 columnas y una vasta sala rectangular, también con columnas, que daba a un amplio patio porticado.  En los lados norte y sur se habían excavado fosos, para enterrar las barcas solares del faraón. Mediante una rampa-galería de 494 metros de largo, este templo estaba unido al templo del valle, descubierto por Mariette en 1852 y llegado hasta nosotros en buenas condiciones.

Es un edificio solemne y austero, construido con grandes bloques de granito rosa de Asuán. La imponente sala, en forma de "T" invertida, tenía 16 pilares monolíticos de 4 metros de altura. Esta sala es una obra maestra tanto por la armonía de sus proporciones como por la perfecta ordenación de los bloques. Adosadas a las paredes se hallaban, en su origen, veintitrés estatuas del faraón, de diorita y alabastro; todas han desaparecido, salvo la que descubriera Mariette, expuesta hoy en el Museo de El Cairo.


                                        


En este lugar se realizaban las ceremonias de la purificación del cadáver y de la apertura de la boca o animación de las estatuas. La momificación ritual se realizaba fuera, en el techo del edificio, al que se subía por una de las escaleras. Las vísceras, guardadas en vasos canópicos, se depositaban en cuatro de las seis celdas alargadas a las que se llega por un corredor situado en el extremo sur de la nave transversal. Cuando todas estas ceremonias se habían realizado, el cortejo fúnebre tomaba el camino de la calzada real en dirección al templo funerario donde terminaba la procesión y el cuerpo embalsamado del faraón era trasladado hasta la cámara sepulcral de la pirámide e introducido en un sarcófago de granito.






OTRAS IMÁGENES:


                                        


                                        



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