viernes, 9 de junio de 2017

Obras maestras del arte primitivo en el Museo del Louvre

ARTÍCULO

OBRAS MAESTRAS DEL ARTE PRIMITIVO EN EL 

MUSEO DEL LOUVRE


Artes de África, de Asia, de Oceanía y de las Américas 




Las colecciones de lo que se suele llamar las « artes primeras » reúnen, en el Louvre, ciento ocho obras maestras de cuatro grandes áreas geográficas: África, Asia, Oceanía y las Américas. Las salas que se les dedican en el pabellón de las Sessions, inauguradas en 2000 y concebidas por el arquitecto Jean-Michel Wilmotte, constituyen un satélite del museo del Quai Branly que gestiona la selección de las piezas. Éstas, procedentes del laboratorio de etnología del Museo Nacional de Historia Natural o del Museo Nacional de Artes de África y Oceanía, le pertenecen efectivamente en su gran mayoría. A Jacques Kerchache, experto en la materia, es a quien se le debe la finalización de esta sección, que consagra el reconocimiento de las artes de África, Asia, Oceanía y de las Américas en la historia de la visión occidental. 

Ya desde 1827, bajo el reinado de Carlos X, el Louvre incluía un museo de la Marina y de Etnografía, entonces llamado Museo Dauphin, donde se podía examinar las piezas « exóticas » traídas por los grandes exploradores. Sin embargo, en 1878, Jules Ferry ordenó una distinción entre «la historia de los usos y costumbres» y el «dominio del arte». Por consiguiente, durante mucho tiempo se confinaron estas producciones al estatuto de objeto de valor etnográfico. 

Ni que decir tiene que los 1200 metros cuadrados del pabellón de las Sessions no están destinados a proponer un compendio de la historia de las producciones no europeas, sino a enseñar su ejemplaridad y legitimar las excepcionales cualidades artísticas de pueblos demasiado tiempo desconocidos, cuando no menospreciados. Después de que las artes primeras hubieran influenciado considerablemente las vanguardias del siglo XX, su presencia en el Louvre debe favorecer la renovación de la mirada del público sobre su valor estético. 









Figura femenina Chupícuaro

México, 600-100 A.C. Terracota con engobe. alt. 31 cm. Pabellón de las Sessions, planta baja, sala 7. 

Esta escultura de más de dos mil años fue hallada en las montañas del México central. Dotada de volúmenes generosos, simbolizaría el ciclo de las estaciones, así como el de la vida y la muerte. Su silueta trapezoidal y sus motivos negro y crema son asombrosamente modernos. 










Cabeza Yoruba, cultura de Ife

Suroeste de Nigeria, siglos XII-XIV. Terracota, alt. 15,5 cm. Pabellón de las Sessions, planta baja, sala 2. 

Vestigio de la civilización de Ife, considerada por el pueblo yoruba como la cuna de la humanidad, esta cabeza modelada en terracota, que figura el servidor de una divinidad, mezcla naturalismo (con sus estrías de escarificación) e idealización. 






Máscara del cisne y de la ballena blanca del pueblo de Napaskiak

Región del río Kuskokwim, cultura yupik (Inuit), Alaska. Principios del siglo XX. Madera polícroma y plumas, alt. 72 cm. Pabellón de las Sessions, planta baja, sala 8. 

Esta máscara, utilizada por los Inuits en el marco de danzas rituales, representa un cisne, considerado como un intercesor que favorece la caza de la ballena blanca. Perteneció al surrealista André Breton, indudablemente sensible al onirismo de sus formas extrañas. 







Estatua de antepasado (adu zatua)

Norte de la isla de Nías, Indonesia, siglo XIX. Madera con pátina roja, alt. 55,7 cm. Pabellón de las Sessions, planta baja, sala 3. 

Estatuillas depositarias del espíritu de un antepasado, los adu se conservaban en los hogares para proteger a sus habitantes y, durante las fiestas, los utilizaban los sacerdotes para garantizar prosperidad a la comunidad. La originalidad de esta efigie radica en el contraste entre la postura del hombre y la sofisticación del tocado tradicional. 







Piedra mágica destinada a la adquisición de los cerdos machos castrados (müyü ne bu)

Norte de la isla de Ambrym, Vanuatu, siglo XVIII, principios del siglo XIX. Toba volcánica, alt. 35,5 cm. Pabellón de las Sessions, planta baja, sala 4. 

Las piedras dotadas de virtudes mágicas, los müyü ne bu, todavía están muy extendidas en el archipiélago de Vanuatu. Con una excepcional audacia formal por sus curvas y contracurvas, ésta representaría el poderoso espíritu Lengnangoulong y tendría la virtud de poder enriquecerse de cerdos. 



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