miércoles, 13 de junio de 2018

Historia de la Animación | El dibujo animado en España


HISTORIA DE LA ANIMACIÓN  |  CAPÍTULO   9




EL DIBUJO ANIMADO EN ESPAÑA





Desde Garbancito de la Mancha a Tadeo Jones, pasando por Don Quijote, David el gnomo y los Fruittis, han pasado más de cincuenta años, tiempo suficiente para que los dibujos animados se hayan convertido no solo en una parte imprescindible de la memoria de muchas generaciones, sino también en una potencial y competitiva industria que crece año tras año en nuestro país siendo actualmente el quinto productor de animación del mundo. Muchos de estos diseños fueron pioneros en la ilustración comercial mientras que otros renovaban los referentes infantiles con la televisión en color. Civilón, la calabaza Ruperta, D’Artacán, El bosque animado y Pocoyó se han convertido en parte de nuestra cultura e iconos de una época que nos ayudan a conocer nuestra historia.





Los dibujos animados guardan un lugar especial en nuestra memoria y aparecen con frecuencia cuando aludimos a la infancia en reuniones familiares y conversaciones entre amigos. Sin embargo, hablar de animación en nuestro país parece un tema de corto recorrido y no lo es, pues cuenta con una trayectoria de más de 100 años. Los experimentos visuales de Segundo de Chomón, los cortos en tiempos de la República de Ricardo García K-Hito, los anuncios para televisión de los Estudios Moro, personajes hoy casi olvidados como el toro Fenómeno (1917), protagonista del primer dibujo animado de nuestro país, y Pulgarcito de la Mancha (1945), la primera película en color de Europa, son parte de nuestra memoria cinematográfica nacional. Con la televisión en color llegaron series inolvidables como las de ‘Don Quijote’ (1979) de Cruz Delgado o las de D’Artacán, David el gnomo y Willy Fog de BRB Internacional que hicieron soñar a generaciones de niños durante la década de los ochenta. Si hablamos de animación digital, España también fue pionera al estrenar en 2001 ‘El bosque animado’, la primera película de animación europea realizada por ordenador, y tras ella le siguieron otras como ‘Planet 51’ (2009) y ‘Tadeo Jones’ (2012) que han consolidado la industria de la animación española con multitud de premios internacionales.


1. LOS ORÍGENES DE LA ANIMACIÓN ESPAÑOLA

La animación española arrancó prácticamente cuando lo hacía el cine en sí mismo, entre fínales del siglo XIX y principios del XX. Segundo de Chomón (1871-1929) es considerado uno de los pioneros del cine europeo y fue el primer artista español en emplear esta técnica. Siendo muy joven, Chomón se trasladó a París en 1889 para aprender los secretos del nuevo oficio con el genio del cine Georges Meliès y entre 1908 y 1917 utilizó la animación y  el stop motion en cortos como La casa de los duendes, Siluetas animadas o El castillo encantado. Segundo de Chomón es uno de los más brillantes y desconocidos precursores de la animación pero siendo estrictos no utilizó un solo dibujo en sus cortometrajes.


                                        


Se considera la primera película de animación española “El toro fenómeno” (1917), un corto mudo realizado por el dibujante Fernando Marco del que lamentablemente no se conserva ninguna copia. Pero el verdadero impulsor fue Joaquín Xaudaró que realizó entre 1917 y 1921 las películas ‘Aventuras de Jim Trot’ (1917) y ‘La fórmula del Doctor Nap’ (1921). Más tarde, en 1932 el dibujante Fernando García K-Hito estrena ‘En los pasillos del congreso’ (1932), producido por Films SEDA, una sátira del ambiente político que se vivía en aquella época. Cuatro años después se desencadenaría la Guerra Civil Española parando la industria cinematográfica nacional por más de una década.

Tras la abolición de la República Española y la instalación de la dictadura de Franco, la animación se considera un género propiamente infantil, y por lo tanto sufre menos censura que otros géneros cinematográficos, pero también recibe menos apoyo gubernamental. Aun así, en los años 40 hubo un boom de la animación española, había un boicot internacional contra España, con lo que no se importaban películas extranjeras, y las productoras pequeñas debían llenar el hueco dejado por la SEDA.

                                        


2. ESTUDIOS CHAMARTÍN Y ARTURO MORENO

La época de mayor esplendor del cine de animación español llegaría tras el final de la Guerra Civil y a partir de la década de los cuarenta fueron surgiendo pequeños estudios que retomaron el género, pobre en recursos pero siempre rico en creatividad.

Los Estudios Chamartín, fruto de la fusión entre Hispano Grafic Films y Dibsono Films, fueron los más importantes en ayudar a esta recuperación de la industria animada y durante los primeros años de los cuarenta realizaron varias cortometrajes: ‘Don Cleque’ (1941), ‘Civilón’ (1942) ‘Los Reyes Magos de Pituco’ (1944) y ‘Garabatos’ (1944). En un contexto de posguerra, momento en el que el cine se consideraba reservado a las clases pudientes y era imposible competir con los trabajos extranjeros -sobre todo los de Walt Disney- resultó toda una hazaña que estas obras de origen nacional obtuvieran tan buenos resultados. Pero la calidad de las producciones era evidente y normalizó en gran medida el formato entre la audiencia.


                                        


La confianza y solvencia económica generada por estos títulos fueron el impulso necesario que necesitaba la industria para que el historietista Arturo Moreno realizara el primer largometraje animado español, ‘Garbancito de La Mancha’ (1945) estrenada en 1945. En ella trabajaron cerca de 90 profesionales que hicieron más de 300.000 dibujos con un presupuesto desorbitado para la época de 3.800 pesetas. La película resultó un éxito de público y crítica, marcando un hito en la historia del cine patrio y convirtiéndose en la primera película animada en color producida en Europa.




Para hacerse una idea de, la película ‘Blancanieves’ de Walt Disney, estrenada en 1937, contó con un número de entre 350 y 750 trabajadores y su presupuesto fue de 16 millones de pesetas. Garbancito  obtuvo un beneficio que rondaba los tres millones de pesetas, fue apoyada por el régimen y contó con un merchandising importante de cromos, tebeos, muñecos y juguetes.

Tras el cierre de Estudios Animados Chamartín, sus directores, los hermanos Baguñá decidieron crear una nueva empresa encaminada a realizar largometrajes de animación a color y en 1950 producirían ‘Érase una vez…’ (1950), un corto basado en el cuento clásico de Cenicienta. La película contó con un equipo de artistas notables como el dibujante Escobar, un referente del cómic español, pero no obtuvo los resultados esperados y se disolvió el equipo de animación.


                                        


3. ESTUDIOS MORO, LA LLEGADA DE LA MODERNIDAD

A mediados de siglo, España se encontraba inmersa en un proceso de reconstrucción tras la Guerra Civil y gobernada   por un régimen que marcaba las reglas y ejercía contra cualquier obra nacional o foránea una severa censura. Estos factores, entre muchos otros, retrasaron la entrada de las nuevas propuestas artísticas que se presentaban en el extranjero.

Historiadores y artistas consideran a los Estudios Moro como la llegada de la modernidad a nuestro país. En primer lugar porque con sus diseños inician la publicidad y con ella una nueva sociedad que empieza a consumir después de las restricciones de la posguerra, compran coches, refrescos, electrodomésticos… Y en segundo lugar por asimilar y llevar a cabo los logros adquiridos hasta el momento por la animación estadounidense. En un momento en el que España estaba cerrada a Europa, los estudios Moro habían conseguido durante cinco años consecutivos tres palmas de oro en el Festival de Cannes de publicidad, también en Venecia y en otros muchos países del mundo acumulando más de 100 premios.


                                        


Los Estudios Moro comenzaron como un pequeño negocio familiar, afincado en Madrid, dirigido por los hermanos José Luis y Santiago Moro. Mientras que el primero se encargaba de los diseños e ilustraciones, el segundo realizaba tareas empresariales. La llegada de la televisión había revolucionado la actividad comercial, abriendo multitud de posibilidades en el campo de la publicidad, de manera que la pareja de hermanos decidieron centrar sus objetivos en este sector. Este trabajo conjunto daría forma a la primera animación publicitaria española de finales de los años 50.

Sus composiciones eran expresivas, innovadoras, coloridas, muy ingeniosas y desprendían una dulzura especial, una mezcla de genio e inocencia fruto del amor que sentía José Luis Moro por su profesión, según confesaba el propio artista a las cámaras de TVE a principios de los setenta. La técnica adquirida y la constancia en el trabajo hicieron que de una plantilla inicial de tres o cuatro personas pasaran, en menos de una década, a contar con más de 300 trabajadores y concentrar el 90% de la producción publicitaria nacional.




El estudio introdujo la animación en la vida cotidiana de los españoles gracias a los anuncios televisivos que crearon para marcas como Bayern, Avecrem, Starlux, Jenny y sobretodo Colacao, anuncio que todavía hoy se puede escuchar tarareado en muchos hogares. El número de creaciones que salieron de estos estudios es incontable pero quizás la más reconocible de todas sea ‘La Familia Telerín’ (1964), spot para Televisión Española que los más mayores asociarán inmediatamente con la hora de irse a dormir. Otro de sus personajes más logrados y entrañables fue la calabaza Ruperta, la mascota del ‘1,2,3… responda otra vez’, el programa televisivo más visto en España. Además de anuncios los estudios Moro realizaron el largometraje El mago de los sueños en 1966 con la familia Telerín de protagonistas y la serie animada de Cantinflas de 1972.


                                        


4. CRUZ DELGADO, UN QUIJOTE DE LA ANIMACIÓN

Los Estudios Moro reactivaron la industria de la animación en España e iniciaron a una nueva generación de artistas que aprendieron el oficio y desarrollaron su propio estilo como es el caso de Cruz Delgado, creador de series tan importantes como Don Quijote de La Mancha o Los Trotamúsicos.

Cruz Delgado comenzó su carrera en 1957 como dibujante para la empresa de tebeos Histograf donde desarrollaría sus primeros diseños. Cuatro años después entraría a formar parte de la plantilla de José Luis Moro colaborando también con estudios extranjeros. Con la experiencia de trabajar para los mejores estudios del momento, funda en 1963 su propia empresa de animación con la que estrena su primer cortometraje, ‘El gato con botas’, -reutilizado posteriormente en color-.

Estos años concentran la mayoría de producción de cortometrajes, publicidad, tiras gráficas para editoriales, títulos para películas, etc., hasta que en 1968 es contratado por Televisión Española para realizar la primera serie animada de la historia de nuestro país. ‘Molécula’ (1968) es el primer personaje original de Cruz Delgado, y, posiblemente por ello, el más querido. Este niño inventor, y su gato Bolitas, precedente de series contemporáneas como El laboratorio de Dexter de Cartoon Network, fueron creados inicialmente para protagonizar su propia historieta gráfica hasta saltar de las viñetas a la animación, una suerte que corrieron años después otros personajes como el Canguro Boxy.


                                        


En 1972 decide emprender su primer largometraje de dibujos animados titulado ‘Mágica Aventura’ con el resultado de varios premios nacionales y otras tantas menciones internacionales. Su segundo largo llegaría cinco años después, 'El Desván de la Fantasía' (1977), una coproducción que animaba las creaciones de su amigo y artista José Ramón Sánchez, uno de los iconos de la ilustración española de los setenta.

No sería hasta 1979 cuando el director daría vida al más ambicioso de todos sus proyectos, con el que tanto había soñado, una obra que se convertiría en parte de nuestra cultura audiovisual, ‘Don Quijote de la Mancha’ (1979). Fue una producción titánica, distinta a todo lo hecho antes en España, con 150 personas trabajando detrás de las cámaras, un grupo de expertos cervantistas, académicos de la lengua y todo tipo de profesionales. La serie se compuso de 39 episodios de media hora que hacían de la producción la mayor adaptación de la novela de Cervantes.




En la siguiente década los estudios continuarían adaptando clásicos literarios como ‘Los viajes de Gulliver’ (1983) de Jonathan Swift en 1983 y ‘Los Cuatro Músicos de Bremen’ (1988) de los hermanos Grimm, que obtiene el premio Goya a la mejor película de animación, siendo la primera producción española que obtiene dicho galardón. Simultáneamente, la película fue convertida en serie como ‘Los Trotamúsicos’ (1989) la cual se hizo muy popular a raíz de sus repetidos pases por TVE.

Independientemente de su trabajo como animador, Cruz Delgado ha colaborado activamente con la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas de España desde su fundación, de la que fue secretario general durante un período de tiempo, ha sido galardonado con cientos de premio tanto nacionales como internacionales que han sabido reconocer el talento y la carrera de este artista convirtiéndolo, en definitiva, en uno de los nombres más importantes de la animación española.


                                        


5. CLAUDIO BIERN BOYD, EL WALT DISNEY ESPAÑOL

Como afirmábamos anteriormente, la historia de la animación española es también la historia de nuestro tiempo. Sus protagonistas representan gráficamente nuevos avances como sociedad, ilustrando la infancia de generaciones, poniendo en relieve los valores culturales de cada momento y formando parte así de la cultura y la memoria colectiva de nuestro país.

Los años ochenta marcaron el rumbo que la sociedad española decidió tras la llegada de la Democracia, España se abrió al mundo con un nuevo rostro y a continuación se vivirían los acontecimientos culturales más relevantes de las últimas décadas como la Movida Madrileña, el Mundial de Fútbol de 1982, las Olimpiadas de Barcelona o la Expo de Sevilla en 1992. Fue también una década esencial para las empresas de animación ya que, según la audiencia, se producirían los personajes más recordados y series que marcarían un antes y un después en la animación española. Hablamos de BRB Internacional, una de las principales productoras de animación europeas, con más de 1500 horas emitidas de dibujos animados y responsable de héroes infantiles tan importantes como D’Artacán, Willy Fog o David el gnomo.


                                        


BRB Internacional fue una empresa fundada en 1972 por el empresario Claudio Biern Boyd que comenzó representando los derechos de productoras americanas y japonesas como Hanna-Barbera, Warner Bros., The Jim Henson Company y Nippon Animation. Esta actividad fue responsable de la emisión de éxitos de televisión como El show de los Teleñecos, Marco, La abeja Maya o Vickie el vikingo. Con la experiencia,  los buenos datos de audiencia obtenidos y los contactos adecuados en el extranjero, BRB se decidió a realizar sus propias series. Estas serían coproducidas por TVE y animadas por los estudios Nippon Animation según los diseños y guiones originales de BRB. ‘Ruy, el pequeño Cid’ (1980) fue su primer estreno ideado íntegramente por el equipo de BRB, una serie que narraba la imaginaria infancia del Cid Campeador y que fue muy bien acogida por la audiencia española de 1980.

                                        


El mundial de fútbol celebrado en España sirvió para que la empresa estrenara dos años después ‘Fútbol en acción’ (1982), una serie que repasaba las finales más importantes disputadas hasta entonces y acercaba este deporte a los niños de la mano de Naranjito, la mascota del Mundial. Gracias a esta serie la compañía se dio a conocer en todo el mundo y contó con el presupuesto suficiente para afrontar una de sus apuestas más importantes y laboriosas, ‘D’Artacán y los tres mosqueperros’ (1982), retrasmitida por primera vez en TVE el 9 de octubre de 1982.

‘D'Artacán y los tres mosqueperros’ (1981), basada en la obra clásica de Alejandro Dumas, fue la primera gran creación de Claudio Biern Boyd, una serie que se convirtió desde su estreno en uno de los diez programas más seguidos de Televisión Española aquel año. Su joven héroe  protagonizó a continuación varias campañas publicitarias y  su imagen se reprodujo en toda clase de artículos escolares convirtiéndose desde entonces en uno de los primeros héroes de la generación de los ochenta.

En palabras de su ideólogo, fue diseñada con rasgos animales, en primer lugar por la buena acogida que habían tenido las series japonesas con este tipo de protagonistas que habían distribuido con anterioridad y en segundo lugar y más determinante, por la necesidad de crear personajes de expresiones básicas, de poco detalle, fáciles de reproducir en serie y llevadas a cabo por una plantilla de ilustradores que trabajaban al otro lado del mundo y que se guiaban por rasgos y figuras esenciales capaces de reproducir en poco tiempo con unos pocos trazos y líneas.


                                        


Los  relatos y personajes clásicos de la literatura universal fueron siempre una fuente inagotable de la animación a lo largo del tiempo, desde Walt Disney a los Looney Tunes, y Claudio Biern Boyd era un apasionado de estas historias. Así que BRB continuó explotando esta idea, con personajes animalizados y se propuso a revisar otro clásico de la literatura, esta vez de Julio Verne. ‘La vuelta al mundo de Willy Fog’ (1983) es hasta el momento la serie de animación española más vista en todo el mundo, mérito conseguido gracias a unos guiones muy cuidados, que contaron con historiadores y especialistas, y por supuesto unos personajes entrañables como Willy Fog, Rigodón, Romi y Quico.

BRB se había convertido en una exitosa multinacional que no solo creaba series de calidad sino que generaba gran cantidad de marketing alrededor de sus productos. Sus series compartían valores imperecederos como el compañerismo, la constancia o el respeto por todos los seres vivos. Fue entonces cuando, por azares del destino, cayó en manos de Claudio Biern Boyd un ejemplar de ‘Los gnomos’ del escritor holandés Will Huygen, publicado en 1976. Las ilustraciones de aquel libro, obra del artista Rien Poortvliet, cautivaron rápidamente al productor y le sirvieron de inspiración para su próximo proyecto, el inolvidable ‘David el gnomo’ (1985). Gracias al minucioso trabajo artístico, sus personajes entrañables y un trasfondo educativo importantísimo, David el gnomo se convirtió en la serie más importante de los estudios, la más exportada en la historia de España y por lo tanto, la más exitosa de la compañía. Sus aventuras junto a su esposa Lisa, a lomos del zorro Swift o huyendo de los malvados trolls fueron aclamadas por la crítica y la audiencia, reuniendo frente al televisor a toda una generación que la recuerda con gran cariño.


                                        


En 1985 BRB era la empresa más fuerte del sector, con mayor proyección en el extranjero y dueña de las series animadas con más recaudación del mercado nacional. Sin embargo, la competencia voraz del anime asiático y los nuevos estudios surgidos en nuestro país les hizo perder el monopolio cuando se decidieron a explotar sus mejores éxitos con series secuela –‘La llamada de los gnomos’ (1987), ‘El retorno de D’Artacán’ (1990), ‘Willy Fog 2’ (1993)- que no obtuvieron el seguimiento esperado.

A partir de los años noventa, los estudios continuaron produciendo series como ‘Las mil y una Américas’ (1990), ‘La Cobi Troupe’ (1991),’ Sandokán’ (1992) y una nueva adaptación de los personajes de Ibáñez ‘Mortadelo y Filemón’ (1994), entre otros títulos. Desde entonces, BRB no ha parado de producir y distribuir sus productos adaptándose siempre a los cambios y novedades del momento y su fundador, Claudio Biern Boyd, es considerado actualmente como el Walt Disney español por su incomparable aportación a la animación en nuestro país.




6. D'OCÓN FILMS Y OTROS ESTUDIOS

En 1991, según cifras de la época, solo el 3% de la animación emitida en canales nacionales era de producción española, unos datos que evidenciaban la falta de confianza en la industria nacional, reservada a las grandes compañías. Pero todo eso cambiaría con la revolución informática de finales de los ochenta y la aparición de nuevos estudios españoles dispuestos a explorar en el campo de la técnica y la realización de los dibujos animados.

D'Ocon Films fue uno de esos estudios, una productora audiovisual catalana creada en 1985 por Antonio D’Ocon y especializada en series infantiles y juveniles. D'Ocon ideó un programa de coloreo digital, patentado como el D'Oc Animation System, que informatizaba el costoso proceso de colorear físicamente el fotograma y aceleraba los tiempos de producción.

Su primera serie animada fueron ‘Los Fruittis’ (1989), estrenada en septiembre de 1990. Esta serie fue muy bien recibida por el público infantil y su repercusión a través de los años la han convertido en el producto más reconocible de la compañía. Además,  fue la primera serie animada de la historia que se digitalizó y coloreó con 8 bits.




Dos años después estrenaría ‘Delfi’ (1992), serie que empleaba el característico sistema de aplicación del color, pero que no llegó a tener el impacto de la primera. A esta le siguieron series menos populares como  ‘Basket Fever’ (1992), ‘El pequeño Spirou‘ (1993), ‘Sylvain’ (1995) o ‘Scruff’ (1999), hasta disolverse en 2011. Durante sus más de 30 años de vida los estudios actualizaron la industria nacional y dieron vida a series populares que se han podido ver por todo el mundo. La calidad de los gráficos y el color cautivaron a los ejecutivos de diferentes cadenas lo que les permitió una distribución amplia y ser emitidas no solo en la televisión nacional en las mejores franjas horarias sino también en diversas partes del mundo.

Otras series animadas estrenadas en esta época fueron ‘Mofli’ (1986), producida por TVE,  ‘Detective Bogey’ (1994) de Neptuno Films y ‘Las tres mellizas’ (1994) de Cromosoma, emitida todavía en canales autonómicos y de pago.


                                        


7. LA ANIMACIÓN DIGITAL ESPAÑOLA

En cierto modo el cine de animación tal y como lo conocemos empezó en 1995 con el estreno de Toy Story. Pero llegó el nuevo milenio y el fin del monopolio de Disney terminó, en gran medida, gracias a la democratización de la tecnología que permitió la animación por ordenador y a que mucha gente se dio cuenta de que hacer películas animadas era difícil pero posible.

En España esta etapa empezó en 2001 con el estreno de ‘El bosque animado’, que no sólo fue la primera película europea que se hizo en animación por ordenador, sino que también fue el primer éxito de público, pues llegó a vender más de un millón de entradas. A partir de entonces las películas españolas de animación se hicieron habituales en los cines de todo el mundo; ‘El Cid’, ‘Nocturna’ o ‘Perez, el ratoncito de tus sueños’ (2006), de Filmax, llegaron a distribuirse en 120 países. Planet 51 logró vender en Estados Unidos el Día de Acción de Gracias, más de 3.500 entradas, la serie Pocoyó se convirtió en una sensación mundial con premio BAFTA incluido y Tadeo Jones fue la película de animación más taquillera en España en 2012 superando incluso a Pixar.

El cine de animación español supo abrir nuevas vías narrativas y más recientemente  Arrugas de Ignacio Ferreras fue comprada en Japón por el mítico Studio Ghibli, mientras que Chico y Rita (producida y dirigida por Fernando Trueba) logró una nominación a los Oscar.


                                        


Bibligrafía y documentación


  • Candel, José María. Historia de la animación en España. 1993.  Filmoteca Regional de Murcia
  • San Román, Jorge / Delgado Sánchez, Cruz. De Don Quijote a los Trotamúsicos. Los dibujos animados de Cruz Delgado. Diábolo Ediciones. 2016
  • Zanoletty, Juan José. Gnomos, naranjitos y mosqueperros. Diábolo Ediciones. 2017
  • Del trazo al pixel


EXTRAS


                    




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