miércoles, 26 de septiembre de 2018

Templo de Debod | 200-180 a.C. | Madrid




TEMPLO DE DEBOD

200-180 a.C. | Madrid


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El templo de Debod es uno de los grandes tesoros que esconde Madrid. Fue un regalo de Egipto a nuestro país y actualmente en pleno centro de la capital, más de 2000 años después de su construcción, sigue fascinando a cualquiera que lo visita.




Madrid es una ciudad sorprendente, una metrópolis moderna y activa donde conviven el pasado centenario y las tendencias contemporáneas más vanguardistas propias de una capital europea. Y resulta sorprendente porque en este callejero de contrastes puedes encontrar algunos lugares fascinantes que parecen haberse transportado en el tiempo, una suerte de oasis estéticos que asombran y desconciertan a los visitantes como es el caso del templo de Debod, situado en lo alto de la Montaña del Príncipe Pío, en pleno centro de Madrid. Se trata del tercer templo más visitado de la ciudad, con casi medio millón de visitas anuales, además de ser la construcción más antigua que conserva la capital. No es la última extravagancia de un jeque árabe ni la residencia veraniega de ningún faraón, el templo de Debod es una auténtica construcción egipcia trasladada sillar a sillar a Madrid a principios de los años sesenta. Pero, ¿cómo ha llegado el templo hasta aquí? Vamos a verlo.




UN REGALO DE EGIPTO

Hace unos 2.200 años, el rey nubio Adijalamani de Meroe ordenó levantar una pequeña capilla en honor a los dioses Amón e Isis en la localidad de Debod, al sur de Egipto. Debod se encontraba a unos 16 kilómetros de Asuán, en territorio de la Baja Nubia, y era no solo un lugar de tránsito hasta los templos de Filé y Elefantina sino también el límite natural con la primera catarata del Nilo y la frontera meridional del reino de Egipto. Durante muchos años el templo fue un lugar importante con gran afluencia de peregrinos, por ello siglos después, en época ptolemáica fue ampliado con nuevas dependencias y, ya como provincia del Imperio Romano, reformado por los emperadores Augusto y Tiberio.

A mediados del siglo XX el gobierno de la república de Egipto proyectó la construcción de la presa de Asuán, una gran obra hidráulica que abastecería de energía y recursos a buena parte de la población pero que sumiría bajo las aguas algunas de las construcciones más importantes de Egipto. La UNESCO, en una carta del 6 de Abril de 1959, efectuó un llamamiento de colaboración a todos los gobiernos del mundo para salvaguardar los monumentos que, inevitablemente, iban a desaparecer si no se efectuaba un rescate internacional.

España y otros muchos países acudieron a la llamada de la UNESCO aportando recursos económicos, técnicos y humanos y tras realizarse los estudios correspondientes fue necesario trasladar 14 monumentos, entre todos ellos el gran templo de Abu Simbel. En agradecimiento, el estado egipcio “donaría” a los países más voluntariosos cuatro de los templos salvados. Así, el templo de Dendur fue donado a los Estados Unidos, el de Ellesiya a Italia, Taffa a los Países Bajos y el templo de Debod, el premio gordo, a España.


                                        


TRASLADO PIEDRA A PIEDRA

En 1960 se constituyó el llamado 'Comité Español para el salvamento de los tesoros arqueológicos de Nubia' realizándose siete campañas arqueológicas y una aportación de fondos por parte del Gobierno español. A cambio, la adjudicación del templo de Debod a España se realizó el 30 de Abril de 1968 por la que se ofrecía “el templo de Debod al Gobierno español y a su pueblo en consideración a sus esfuerzos en la contribución a la salvaguarda de los templos de Abu Simbel“.

El 18 de junio de 1970 llegó a Valencia desde Alejandría el barco que transportaba los bloques del templo y una vez en tierra fueron transportados por carretera hasta Madrid. Para su reconstrucción, el comité decidió seguir la teoría arquitectónica de restauración llamada anastylosis que consistía en la total reconstrucción del aspecto original del templo. Para ello se sustituyeron los sillares perdidos por otros nuevos empleando una piedra blanda de diferente color procedente de las canteras de Salamanca de forma que se pudiera distinguir las partes antiguas de las nuevas en el edificio reconstruido.


                                        


Finalmente, tras dos intensos años de trabajo y esfuerzo en la reconstrucción del monumento, el día 18 de julio de 1972 fue inaugurado el Templo de Debod. Fue un proceso complicado ya que, además de no tener buenos planos, en el desmantelamiento y transporte del templo se perdieron algunas piezas del conjunto dividido en más de 1300 bloques. Desde entonces y gracias al esfuerzo de diplomáticos, catedráticos, arqueólogos e historiadores de nuestro país, Madrid tomaba un aspecto faraónico donde los dioses egipcios, ajenos a nuestro tiempo, serían observados por miles de visitantes.


EL TEMPLO ORIGINAL

La imagen actual, pese a su belleza arquitectónica, no refleja dignamente lo que un día fuera un templo egipcio de época ptolemáica con avenidas, pilonos, embarcadero, estancias reales y sacerdotales, relieves policromados e imágenes sagradas. Lamentablemente, el tiempo y la rapiña redujeron el templo a ruinas, la antigua avenida, el recinto amurallado y los relieves exteriores se perdieron, todas las dependencias internas fueron saqueadas y los tres pilonos que custodiaban el acceso al recinto quedaron reducidos a sus dos últimos pórticos.




El edificio principal se encuentra en relativo buen estado, tiene unas dimensiones de 75 x 54 metros aproximados y consta de dos plantas. En la planta baja, atravesado el vestíbulo, se encuentra el núcleo del santuario, la capilla de Adijalamani. Es la parte más antigua del templo y contiene relieves del rey en escenas de adoración a los dioses y sacrificios rituales. Otra de las estancias importantes es el llamado Mammisi, añadido en época romana. La palabra, que  proviene del copto y significa «lugar de nacimiento», hace alusión a la sala donde la diosa venerada en el templo daba a luz, celebrándose en dicho lugar el «misterio del nacimiento divino». Esta planta se completa con el Uabet –destinada a la purificación de los sacerdotes-, la sala del naos –dedicada a los dioses de la región-, y capillas auxiliares.

En la planta superior se encuentran la capilla osiriaca, techada porque según el mito el agua de lluvia no debía tocar al dios Osiris, venerado en su interior. El resto de la planta era ocupada por una amplia terraza donde tenían lugar importantes ceremonias solares. Después de su traslado, la terraza fue cubierta y utilizada como espacio expositivo.




Actualmente el templo se encuentra cerrado por problemas de conservación y se estudia el futuro del monumento, que pasa por la reconversión en museo de sí mismo. Aún así, el templo continúa recibiendo miles de visitas diarias que gustan de pasear entre sus jardines y disfrutar de una de las mejores puestas de sol de la ciudad. Porque es al anochecer, bajo la luz de los focos, cuando Debod parece recuperar toda el aura de misterio y romanticismo que fascinó a exploradores y viajeros de todos los tiempos.





"El templo de Debod aúna no solamente el misterio y la magia que rodean al mundo egipcio sino también la curiosidad de tener un objeto tan desacorde con la arquitectura que lo rodea y que en definitiva convierten el parque de la Montaña en un lugar tan especial."


Nacho Ares (Egiptólogo / Director de Ser Historia)




Puedes escuchar el podcast del programa 'Pretérito imperfecto' de la cadena Ser dedicadao al templo de Debod.






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En el número 12 de Magos del Humor, Superlópez va en busca del templo perdido... ¿será el templo de Debod? Puedes leerlo AQUÍ


                                        


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