jueves, 16 de marzo de 2017

Artistas 2.0 | Kittelsen, entre trolls y auroras boreales






ARTISTAS 2.0

THEODOR  KITTELSEN

ENTRE TROLLS Y AURORAS BOREALES




Noruega ha sido cuna de grandes artistas del siglo XX como el famoso Edward Much, el escultor Gustav Vigeland o en este caso, el ilustrador Theodor Kittelsen. El maestro noruego fue un gran observador de su tiempo y un pintor neorromántico de proyección internacional, pero su nombre quedaría unido a la creación de las más inquietantes y bellas imágenes que adornaron los cuentos tradicionales de su tierra natal.




Theodor Severin Kittelsen (1857-1914) es uno de los artistas más apreciados de su país tanto por sus paisajes oníricos y fantasmagóricos como por sus ilustraciones inspiradas en el folclore nacional noruego, un reconocimiento que comenzó a forjarse desde sus inicios en Oslo y luego en Múnich hasta su estancia en París en 1882, donde se encontró con la génesis de la estética moderna, que marcaría el devenir de su arte.

Con treinta años regresó a Escandinavia buscando una vida más apartada y silenciosa, alejada de la sociedad, cuyos aspectos más personales ni siquiera hoy se conocen bien. Si París había sido imprescindible para su formación, los paisajes helados del Norte le ofrecieron un repertorio de escenarios que supo convertir en las pinturas y dibujos más importantes de su carrera.

Instalado primero en un faro en las islas Lofoten, al norte del círculo polar ártico, y luego en una casa con vistas al lago Soneren, cerca de Prestfoss, al sur de Noruega, Kittelsen encontró en la naturaleza extrema y poética de esos parajes la principal fuente de inspiración para unas creaciones paisajísticas cargadas de profundo simbolismo, que delatan una personalidad tímida y solitaria, con una imaginación desbordada, capaz de elaborar un lenguaje propio.


                                        


Se interesó desde muy pronto en la ilustración para la prensa gráfica y prestó una sorprendente atención a las ilustraciones infantiles, género que acabaría determinando para siempre su fama y condicionaría toda su producción artística.

La recopilación de cuentos populares que llevaron a cabo Christen Asbjørnsen (1812-85) y Jørgen E. Moe (1813-82)  a finales del siglo XIX se consideró uno de los mayores baluartes de la identidad nacional tras la independencia de Suecia en 1905 y su protagonismo fue proyectado extraordinariamente, lo que promovió un amplio despliegue artístico de ilustradores que dieron imagen a los relatos literarios.

La primera edición completa de sus eventyr se imprimió en 1879, y para ello se contó con la colaboración de un destacado y amplio número de artistas. Era la simiente plástica de un verdadero imaginario artístico autónomo, llevado a su cénit poco después por Theodor Kittelsen, que encontró en la ilustración de ese conjunto de cuentos su vía de expresión más fecunda, unitaria y constante.


                                        


Conducido por una estética de corte simbolista y empujado por su fascinación por la naturaleza, los resultados del maestro noruego fueron los que sublimaron la sorprendente intensidad de dichos cuentos. En sus ilustraciones se funde el relato de la tradición local con una necesaria clave de proyección estética internacional, lo que compone un brillante episodio del arte noruego de la segunda mitad del siglo XIX y de los primeros años del siglo XX.

En las noches perpetuas del Norte, la iconografía de los trolls -o troles-, las princesas aventureras o los codiciados objetos maravillosos, se apodera de relatos empapados de magia y de naturaleza. Pero Kittelsen, un artista que dotó de una dimensión mística y terrorífica al paisaje noruego, sabría trasmitir esa misma sensación a sus ilustraciones infantiles, convirtiendo las ediciones de esos cuentos en una experiencia trascendente, capaz de atrapar, de congelar en el frío invierno de su país, incluso el miedo. Con esa producción de ilustraciones infantiles Kittelsen pudo volver imaginariamente a su infancia con la intensidad que le permitía su brillante madurez artística, y regresaba, definitivamente, a su lugar en el mundo, "al este del Sol y al oeste de la Luna", en "el país de los sueños".


                    


En las últimas décadas, la obra de Kittelsen ha sido objeto de diversas exposiciones que legitiman la posición del artista como embajador de la mitología noruega en todo el mundo. Un ejemplo es ‘La edad de oro de los trolls, el arte de Theodor Kittelsen’ llevada a cabo en Rusia en 2009 y promovida por el Ministerio Noruego de Cultura.

Actualmente, el legado artístico de Kittelsen puede verse en ilustradores de generaciones posteriores y en pintores de todo el mundo que se han acercado a la literatura y las narraciones fantásticas escandinavas. Sus obras, más de un siglo después, continúan inspirando a artistas, escritores, músicos y cineastas que reproducen los paisajes y personajes del maestro noruego en sus propias obras haciendo inmortal este legado.


                                        








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